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El servicio fúnebre de Elmshaven
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Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?
¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?’
“El pensamiento que tengo es éste: Que hay cierto sentido en
pensar que el aguijón es quitado de la muerte aquí y ahora, hermanos
[fervientes amenes]. Nuestros afectos naturales, el amor de nuestros
corazones, harán brotar lágrimas de nuestros ojos, y no podemos
sino llorar; pero detrás de todo, hermanos, está el consuelo de que el
pecado ha sido quitado de este ser querido, y también el aguijón del
pecado ha sido extraído, y la muerte no puede retenerlo por mucho
tiempo [muchos amenes].
“Leemos en cierto lugar que Jesús no podía ser retenido por la
muerte. ¿Por qué? Porque no había pecado en él. Donde reina la
justicia, y el pecado ha sido quitado, la muerte pierde su poder. El
ser humano puede dormir en la tumba por algún tiempo, pero la
muerte no puede mantenerlo allí por largo tiempo. El tiempo de la
liberación está cerca. Pronto sonará la trompeta y, gracias al Señor,
veremos a la Hna. White de nuevo.
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“Digo a su familia y a sus amigos: Yo me conduelo con vosotros
hoy; pero hay algo acerca de una vida justa en Cristo que despoja a
la muerte de sus terrores y a la tumba de toda su angustia. Jesús ha
estado allí, y podemos, con toda seguridad, recorrer el camino que él
siguió. De manera que, hermanos, miremos hacia arriba. Miremos
más allá de este valle actual de lágrimas y dolor, hacia una esperanza
y una vida más brillante y eterna, por causa de Jesús. Amén”.
Con la entonación de uno de los himnos más queridos para la
Sra. White, “Nos veremos junto al río”, y la bendición que pronunció
el pastor S. T. Hare, terminó el servicio.
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