Página 45 - Notas biogr

Basic HTML Version

Mi separación de la iglesia
41
Escuché estas nuevas ideas con intenso y doloroso interés. Cuan-
do estuve a solas con mi madre le pregunté si verdaderamente ella
creía que el alma no era inmortal. Me respondió que a su parecer
temía que hubiésemos estado errados en aquella cuestión, lo mismo
que en varias otras.
—Pero, mamá—repuse yo—, ¿de veras crees tú que las almas
duermen en el sepulcro hasta la resurrección? ¿Piensas tú que cuando
un cristiano muere no va inmediatamente al cielo ni el pecador al
infierno?
—La Biblia no contiene prueba alguna de que haya un infierno
eterno—respondió ella—. Si existiese un lugar tal, el Libro sagrado
lo mencionaría.
—¿Cómo es eso, mamá?—repliqué yo, asombrada—. Es muy
extraño que digas tal cosa. Si crees en tan rara teoría, no se lo digas
a nadie, porque temo que los pecadores se considerarían seguros con
ella, y nunca desearían buscar al Señor.
—Si es una sana verdad bíblica—respondió mi madre—, en vez
de impedir la conversión de los pecadores, será el medio de ganarlos
para Cristo. Si el amor de Dios no induce al rebelde a someterse,
[55]
no lo moverán al arrepentimiento los terrores de un infierno eterno.
Además, no parece un medio muy apropiado para ganar almas para
Jesús el recurrir al abyecto temor, uno de los atributos más bajos de
la mente humana. El amor de Jesús atrae, y subyugará al corazón
más empedernido.
Hasta pasados algunos meses después de esta conversación, no
volví a oír nada más referente a dicha doctrina. Pero durante este
tiempo reflexioné muchísimo sobre el asunto. De manera que cuando
oí una predicación en que se expuso esto, creí que era la verdad.
Desde que la luz acerca del sueño de los muertos alboreó en mi
mente, se desvaneció el misterio que envolvía la resurrección, y este
grandioso acontecimiento asumió una nueva y sublime importancia.
A menudo habían conturbado mi mente los esfuerzos que hiciera
para conciliar la idea de la completa recompensa o castigo de los
muertos con el indudable hecho de la futura resurrección y eljuicio.
Si al morir el hombre, su alma entraba en el gozo de la eterna
felicidad o caía en la eterna desdicha, ¿de qué servía la resurrección
del pobre cuerpo reducido a polvo?