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Actividades en New Hampshire
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mado que el Señor vendría en 1844. El tiempo había transcurrido.
El freno del temor, que parcialmente había dominado al pueblo,
fue quitado, y la gente se complacía en mofarse de los que habían
esperado en vano a Jesús. El pastor Morse sentía que era objeto de
burla entre sus vecinos, que lo hacían víctima de las bromas, y no
podía reconciliarse con su posición. No pensó en la misericordia de
Dios, quien concedía al mundo un tiempo más largo a fin de que
se preparase para su venida, ni pensó que la advertencia del juicio
sería escuchada en forma más amplia, y que el pueblo recibiría como
prueba una mayor luz. Únicamente pensó en la humillación de los
siervos de Dios.
En lugar de sentirse desanimado por este chasco, como lo estaba
Jonás, el pastor Morse debía haber hecho a un lado su dolor egoísta,
y recogido los rayos de luz preciosa que Dios había dado a su pueblo.
Debería haberse regocijado de que al mundo se le concediera más
tiempo; y debería haber estado listo para ayudar a llevar adelante
la gran obra que aún había de hacerse en la tierra, y traer a los
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pecadores al arrepentimiento y la salvación.
Carencia de verdadera piedad
Fue difícil hacer mucho bien en New Hampshire. Espiritualmen-
te hablando, nos encontramos con poca cosa allí. Muchos declararon
que su experiencia en el movimiento de 1844 había sido una ilusión
engañosa. Fue difícil alcanzar a esa clase, porque no podíamos acep-
tar la posición que ellos habían tomado. Muchos que habían sido
activos predicadores y exhortadores en 1844, ahora parecían haber
perdido su punto de apoyo y no sabían dónde estábamos en materia
de tiempo profético; se estaban uniendo rápidamente con el espíritu
del mundo.
Magnetismo espiritual
En New Hampshire tuvimos que luchar con una especie de mag-
netismo espiritual, de un carácter similar al mesmerismo. Fue nuestra
primera experiencia de esta clase, y ocurrió de la siguiente manera:
Al llegar a Claremont, se nos dijo que había allí dos divisiones de
adventistas, una que negaba su fe anterior, y otra, un pequeño nú-