Página 106 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

Basic HTML Version

“Aprended de mí”, 3 de abril
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
Mateo
11:29
.
“Aprended de mí—dijo el divino Maestro—, que soy manso y humilde
de corazón”. ... Debemos aprender la abnegación, debemos aprender a tener
ánimo, paciencia, fortaleza y amor perdonador. ... Si tenemos fe en Jesús como
nuestro ayudador, y los ojos de nuestra fe están constantemente dirigidos
hacia él, nos haremos semejantes a Jesús en carácter. El morará en nuestros
corazones, y nosotros moraremos en Cristo. Cuando nuestras vidas están
vestidas con la justicia de Cristo, se ocultan con él en Dios. El será nuestro
consejero. Si le pedimos con fe, él iluminará nuestro entendimiento. ... Las
lecciones que Cristo nos ha dado deben ser practicadas.—
Manuscrito 21,
1889, pp. 4, 5
.
Cuando Cristo sea mantenido constantemente como el modelo delante
del ojo de la mente, se formarán nuevos hábitos, se subyugarán y vencerán
poderosas tendencias hereditarias y cultivadas. La estima propia será arrojada
al polvo, los antiguos hábitos de pensamiento serán resistidos constantemente,
el amor por la supremacía será visto tal como es, en su carácter despreciable,
y será vencido.—
Manuscrito 6, 1892
.
Cristo debe ser mezclado con todos nuestros pensamientos, nuestros sen-
timientos y nuestros afectos. Debe manifestarse en los menores detalles de
nuestro servicio diario, en la obra que él nos ha dado para hacer. Cuando, en
lugar de confiar en la comprensión humana, o conformarnos a las máximas
del mundo, nos sentemos a los pies de Jesús, bebiendo ansiosamente sus pala-
bras, aprendiendo de él, y diciendo: “Señor, ¿qué quieres que haga?”, nuestra
independencia natural, nuestra confianza propia, nuestra obcecada fuerza de
voluntad, serán cambiadas por un espíritu infantil, sumiso y educable. ... Reco-
noceremos la autoridad que tiene Cristo para dirigirnos, y su derecho a nuestra
obediencia sin reparos.—
Carta 186, 1902
.
Tendremos un concepto tan exaltado de Jesucristo, que el yo quedará
aniquilado. Nuestros afectos se centrarán en Jesús, nuestros pensamientos
serán poderosamente arrastrados hacia el cielo. Cristo crecerá,
yo decreceré
.
... Cultivaremos las virtudes que moran en Jesús, para que podamos reflejar
ante los demás una representación de su carácter.—
Manuscrito 21, 1889, pp.
5, 6
.
[102]
102