Página 109 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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La preparación para la escuela superior, 6 de abril
Encamíname en tu verdad, y enséñame; porque tú eres el Dios de mi
salud: en ti he esperado todo el día.
Salmos 25:5
.
Aquellos que en esta tierra se hacen hijos de Dios, se sientan junto con
Cristo en la escuela preparatoria, preparándose para ser recibidos en la escuela
superior. Debemos hacer una preparación individual diaria; porque en las
cortes de arriba nadie será representado por poder. Cada uno debe escuchar
personalmente el llamado: “Venid a mí, ... y yo os haré descansar”. ...
Jesús ha pagado por vosotros el precio de vuestra enseñanza. Todo lo
que tenéis que hacer es aprender de él. La cortesía cristiana, practicada en la
escuela superior, debe practicarse en esta escuela inferior, y esto deben hacerlo
los creyentes, jóvenes y ancianos. Todos los que aprenden en la escuela de
Cristo están bajo la enseñanza de agentes celestiales; y nunca deben olvidar
que son un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres.
Han de representar a Cristo. Deben ayudarse unos a otros a ser dignos
de ser admitidos en la escuela superior. Deben ayudarse mutuamente a ser
puros y nobles, y a tener una verdadera idea de lo que significa ser hijos de
Dios. Deben hablar palabras animadoras. Deben levantar las manos débiles,
y corroborar las rodillas debilitadas. En cada corazón deben inscribirse las
siguientes palabras, como con la punta de un diamante: “Ninguna cosa temo,
salvo no conocer mi deber, o dejar de hacerlo”. ...
Un espíritu controlado, y palabras de amor y ternura, son cosas que honran
al Salvador. Aquellos que hablan palabras bondadosas y amantes, palabras
que estimulan la paz, serán ricamente recompensados. ... Con la humildad y la
mansedumbre aprendidas de él, debemos dejar que su espíritu brille.—
Carta
257, 1903
.
Jesús es el gran Maestro. ... Está deseoso y listo para llevaros a un com-
pañerismo más estrecho con él. El quiere enseñaros a orar con la cándida
confianza y la seguridad de un niñito. ... Anotad de nuevo vuestro nombre co-
mo alumnos de esta escuela. Aprended a orar con fe. Recibid el conocimiento
de Jesús. ...
¿No os sentaréis a los pies de Jesús, y aprenderéis de él?—
Carta 38, 1893
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