Página 116 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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La influencia de una mente sobre otra, 13 de abril
Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor, sino el de fortaleza, y
de amor, y de templanza.
2 Timoteo 1:7
.
La influencia que ejerce una mente sobre otra y que es un poder tan grande
para el bien cuando es santificada, es igualmente fuerte para el mal en las
manos de aquellos que se oponen a Dios. Satanás empleó este poder en su
obra para instilar el mal en la mente de los ángeles, e hizo ver que andaba
buscando el bien del universo. ... Arrojado del universo, Satanás estableció
su reino en este mundo, y desde entonces ha trabajado incansablemente para
seducir a los seres humanos y alejarlos de su sometimiento a Dios. Emplea el
mismo poder que utilizó en el cielo: la influencia de una mente sobre otra. Los
hombres se transformaron en los tentadores de sus semejantes. Se comparten
los fuertes y corruptores sentimientos de Satanás, y éstos ejercen un poder
dominador y compelente.—
Carta 114, 1903, pp. 2
.
Se necesita un claro discernimiento espiritual para distinguir entre la paja
y el trigo, entre la ciencia de Satanás y la ciencia de la Palabra de verdad.
Cristo, el gran Médico, vino a nuestro mundo para dar salud, paz y perfección
de carácter a todos aquellos que lo recibieran. Su Evangelio no consiste en
métodos exteriores y realizaciones, a través de los cuales la ciencia de una obra
maligna ha de introducirse como una gran bendición, para que después resulte
en una gran maldición. En el segundo capítulo de Filipenses se encuentra una
presentación de la verdadera piedad. “Haya, pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús”.
Filipenses 2:5
.
Abogar por la ciencia de la cura mental es abrir una puerta a través de
la cual Satanás entrará para posesionarse de la mente y el corazón. Satanás
controla tanto la mente que se somete para ser controlada por otra, como
la mente que ejerce ese control. Quiera Dios ayudarnos a comprender la
verdadera ciencia de la edificación en Cristo, nuestro Salvador y Redentor.
Cristo es el más grande de todos los médicos. Es un médico del alma,
tanto como del cuerpo. Si no hubiera venido a este mundo para redimirnos
del infernal poder de Satanás, no habríamos tenido esperanza de obtener la
vida eterna. ... No induzcamos a los seres humanos a contemplar las mentes
que yerran. Digámosles: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo”.
Juan 1:29
.—
Carta 130, 1901
.
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