Página 124 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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¿Qué es la fe? 21 de abril
Es pues la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de
las cosas que no se ven.
Hebreos 11:1
.
La fe en Cristo no es una obra de la naturaleza, sino la obra de Dios en las
mentes humanas, hecha en el alma mediante el Espíritu Santo, quien revela a
Cristo, así como Cristo revela al Padre. La fe es la sustancia de las cosas que
se esperan, la evidencia de las cosas que no se ven. Con su poder justificador
y santificador está por encima de lo que el hombre llama ciencia. Es la ciencia
de las realidades eternas. La ciencia humana a menudo es engañadora y
descarriadora, pero esta ciencia celestial nunca descarría. Es tan sencilla que
hasta un niño puede comprenderla. Sin embargo, los hombres más eruditos no
pueden explicarla. Es inexplicable e inconmensurable, y está más allá de toda
expresión humana.—
Manuscrito 44, 1904, pp. 2
.
La aceptación de la expiación de Cristo, es el fundamento de la verdadera
fe. ... Aquellos que miren durante un tiempo suficiente en el espejo divino
para ver y despreciar sus pecados, su desemejanza con el manso y humilde
Jesús, tendrán fuerza para vencer. Todos los que realmente creen, confesarán
y olvidarán sus pecados. Cooperarán con Cristo en la obra de controlar sus
tendencias al mal, hereditarias y cultivadas, para que el pecado no tenga
dominio sobre ellos. Mirando a Jesús, el autor y consumador de su fe, serán
transformados a su semejanza. Crecerán hasta la plena estatura de hombres y
mujeres en Jesús. ... Aquellos que realmente creen, que confiesan y olvidan sus
pecados, llegarán a ser cada vez más semejantes a Cristo, hasta que en el cielo
pueda decirse de ellos: “En él estáis cumplidos”.
Colosenses 2:10
.—
Carta 21,
1901, pp. 15, 16
.
“Pedid, y se os dará” (
Mateo 7:7
), es la promesa. Nuestra parte consiste en
confiar en la Palabra con fe inconmovible, creyendo que Dios hará conforme a
su promesa. Que la fe se abra camino entre las sombras del enemigo. Cuando
surja una duda, id a Cristo y dejad que el alma encuentre ánimo en la comunión
con él. La redención que él ha comprado para nosotros es completa. La ofrenda
que él hizo fué plena y sin restricción. El cielo tiene un acopio de ayuda que
nunca falla para todo aquel que está en necesidad.—
Carta 42, 1900, pp. 5, 6
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