Página 139 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Aprendamos a orar, 4 de mayo
Señor, enséñanos a orar.
Lucas 11:1
.
Cristo no dió esta oración (el Padrenuestro,
Lucas 11:2-4
) para que los
hombres la repitieran como mera fórmula. La dió como una ilustración de
lo que debieran ser nuestras oraciones: sencillas, fervientes y abarcantes.—
Manuscrito 23, 1899
.
Se ofrecen muchas oraciones sin fe. Se usa un conjunto ordenado de
palabras, pero carecen de una verdadera insistencia. Estas oraciones son
dudosas y vacilantes. No proporcionan alivio a aquellos que las ofrecen, ni
tampoco consuelo y esperanza a los demás. Se ofrece la forma de la oración,
pero se carece del espíritu, lo cual demuestra que el peticionante no siente su
necesidad. ...
Aprended a hacer oraciones cortas y al punto, pidiendo justamente lo que
necesitáis. Aprended a orar en voz alta cuando únicamente Dios puede oíros.
No ofrezcáis simulacros de oración, sino peticiones fervientes y sentidas que
expresen el hambre del alma por el pan de vida. Si oráramos más en secreto,
seríamos capaces de orar con más inteligencia en público. Se terminarían
esas oraciones dudosas y vacilantes. Y cuando nos uniéramos con nuestros
hermanos en el culto público, podríamos añadir interés a la reunión, porque
llevaríamos con nosotros algo de la atmósfera del cielo, y nuestro culto sería
una realidad y no una mera fórmula. ... Si el alma no se derrama en oración en
el lugar secreto y mientras está empeñada en los negocios del día, lo pondrá
de manifiesto en el culto de oración. ...
La vida del alma depende de la comunión habitual con Dios. Sus nece-
sidades se manifiestan y el corazón se abre para recibir nuevas bendiciones.
La gratitud fluye de los labios verdaderos, y el alivio que se recibe de Jesús
se manifiesta en las palabras, en las obras de bondad activa y en la devoción
pública. Hay amor a Jesús en el corazón; y donde existe el amor, no será
reprimido, sino que se expresará a sí mismo. La oración secreta sustenta esta
vida interior. El corazón que ama a Dios deseará tener comunión con él, y
confiará en él con una santa confianza.
Aprendamos a orar con inteligencia, expresando nuestros pedidos con
claridad y precisión. Oremos ... como sintiendo lo que pedimos. “La oración
del justo, obrando eficazmente, puede mucho”.
Santiago 5:16
.—
The Review
and Herald, 22 de abril de 1884
.
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