Página 202 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Agentes para aliviar el dolor, 3 de julio
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de éstos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis.
Mateo 25:40
.
¿Y si los profesos seguidores de Jesús contemplaran sus costosos atavíos y
vieran las palabras escritas sobre ellos por el dedo de Dios: “Viste al desnudo”?
¿Y si vieran inscripto en las costosas decoraciones de sus hogares, los cuadros,
y los muebles: “Entra en tu casa a los pobres desechados”? En el comedor,
donde la mesa está servida con abundante alimento, el dedo de Dios ha escrito:
“¿No es que partas tu pan con el hambriento?”. ... Que todos, viejos y jóvenes,
comprendan que no es una cosa de poca importancia ser los mayordomos de
Dios. ... Los necesitados y los oprimidos quedan en necesidad, mientras el
dinero del Señor es desperdiciado egoístamente en extravagancia y lujo. ¡Oh,
si todos recordaran que Dios no hace acepción de personas! Es una gran cosa
ser un mayordomo fiel y verdadero, ante un Dios imparcial y justo. ...
La ley de Dios hace responsable a cada hombre por el uso que ha hecho de
cada peso que llegó a sus manos; porque el Señor ha hecho a los hombres sus
agentes para aliviar las miserias del mundo. Si el hombre acumula y guarda
o emplea egoístamente los bienes que su Señor le ha confiado, será la ruina
de su propia alma, porque se honra, se exalta, y se glorifica a sí mismo. ...
Hay algunos en el mundo que, aunque aparentemente son los elegidos de
Dios, siempre dejan de prestar ayuda al necesitado. Jesús ve esto; Jesús lo
advierte; no lo pasará por alto. Jesús declaró que vino a predicar el Evangelio
a los pobres. El ha derramado sus bienes para que el amor y la benevolencia
vivieran y crecieran constantemente vigorizadas en los corazones de su pueblo.
...
La asignación de las recompensas se basará en la manifestación de nuestra
benevolencia práctica: “Por cuanto lo hicisteis a uno de éstos mis hermanos
pequeñitos, a mí lo hicisteis”. Cristo se coloca en el lugar de los pobres, e
identifica su interés con el de ellos. ... Pide a cada discípulo que emplee
con gozosa libertad los dones que se les han confiado, como si estuvieran
derramando los mismos sobre su Redentor.—
Manuscrito 11, 1898
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