Página 219 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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“Escrito está”, 20 de julio
Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre
de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.
2
Timoteo 3:16, 17
.
Que el buscador de la verdad que acepta la Biblia como la Palabra ins-
pirada de Dios deje a un lado toda idea previa, y tome esa palabra en su
simplicidad. Debiera abandonar toda práctica pecaminosa, e iniciar su estudio
con el corazón enternecido y subyugado, listo para escuchar lo que Dios dice.
No llevéis vuestro credo a la Biblia, para leer las Escrituras a la luz de ese
credo. Si encontráis que vuestras opiniones son opuestas a un claro “Así dice
Jehová”, o a cualquier mandamiento o prohibición que él ha dado, atended la
Palabra de Dios antes que lo que los hombres dicen. Que cualquier controversia
o disputa, sea resuelta por un “Escrito está”. ...
Que el corazón sea enternecido y subyugado por el espíritu de oración
antes de comenzar la lectura de la Biblia. La verdad triunfará cuando el Espíritu
de verdad colabore con el humilde estudiante de la Biblia. ¡Cuán precioso es
el pensamiento de que el Autor de la verdad todavía vive y reina! Pedidle que
impresione vuestras mentes con la verdad. Entonces será provechosa vuestra
investigación de las Escrituras. Cristo es el gran Maestro de sus seguidores, y
no permitirá que andéis en tinieblas.
La Biblia es su propio intérprete. Con hermosa sencillez, una parte se
relaciona con la verdad de otra parte, hasta que toda la Biblia constituye un
todo armonioso. La luz procede de un texto para iluminar alguna porción de
la Palabra que parecía más oscura.—
The Review and Herald, 13 de agosto de
1959
.
Las lecciones de Cristo soportarán un denso estudio. Una verdad com-
prendida en su sencillez, demostrará ser la llave para todo un cúmulo de
verdad. Cristo es el gran misterio de la piedad. El es el Maestro que esparce
los dorados granos de la verdad, los cuales, para recogerlos y unirlos en la
cadena de la verdad requieren tacto, habilidad, profundidad, y laboriosidad de
investigación. La Palabra es la tesorería de la verdad. Nos proporciona todas
las cosas esenciales para prepararnos para nuestra entrada en la ciudad de
Dios.—
Manuscrito 8, 1898, pp. 4
.
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