Página 221 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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El pan que satisface, 22 de julio
Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este
pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le daré es mi carne, la cual yo
daré por la vida del mundo. ... Porque mi carne es verdadera comida, y
mi sangre es verdadera bebida.
Juan 6:51, 55
.
Las palabras: “Danos hoy nuestro pan cotidiano”, se refieren no solamente
al pan temporal, sino al alimento espiritual que proporciona vida eterna al que
lo recibe. Cuando creemos y recibimos la palabra de Cristo comemos de su
carne y bebemos de su sangre. ...
Así como el organismo físico se fortalece comiendo el alimento temporal,
también la naturaleza espiritual se fortalece comiendo de la carne y bebiendo
de la sangre del Hijo de Dios. La Palabra de Dios es espíritu y vida para aquel
que se apropia de ella. Quien participa de la carne y de la sangre de Cristo
es un participante de la naturaleza divina. ... Una corriente vivificadora fluye
desde el Salvador hacia él.—
Manuscrito 48, 1895, pp. 1-3
.
Nadie puede comer esta carne y beber esta sangre en lugar de otro. Cada
cual debe acudir a Cristo con la propia hambre del alma, y cada cual debe tener
sus propias convicciones, sentir la necesidad de su propia alma, y aprender de
Cristo por sí mismo.—
Manuscrito 29, 1896, pp. 4
.
Llenos con el Pan de Vida, no podemos sentir hambre por las atracciones
terrenales, por las excitaciones mundanales y la grandeza terrena. Nuestra
experiencia religiosa será del mismo orden que el alimento con el cual nos
alimentamos.—
Manuscrito 50, 1895, pp. 2
.
El alimento que comemos en una comida no nos satisface para siempre.
Diariamente debemos tener algo de alimento. Así también diariamente debe-
mos comer de la Palabra de Dios para que la vida del alma pueda renovarse.
En aquellos que se alimentan constantemente de la Palabra, Cristo se forma
como la esperanza de gloria. Un descuido en la lectura y el estudio de la Biblia
produce hambre espiritual. ...
Cristo es nuestra vida. El alma en quien él mora cumplirá los requerimien-
tos de sus principios mediante una completa devoción y consagración a Dios.
El contacto personal de Cristo con el alma la edifica, y suple sus constantes
necesidades. El es hecho para nosotros sabiduría y justicia y santificación y
redención. El es nuestra suficiencia. ...
El es la sangre de vida en el alma. Si él mora con nosotros, podemos decir:
“Vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí”.
Gálatas 2:20
.—
Manuscrito 60, 1901
.
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