Dios se ocupa de toda operación, 7 de agosto,
La balanza engañosa es abominación a Jehová; mas el peso cabal es su
deleite.
Proverbios 11:1
.
La balanza falsa es un símbolo de todo trato desleal, de todo artificio para
ocultar el egoísmo y la injusticia bajo una apariencia de equidad y honradez.
Dios no favorecerá en el menor grado estas prácticas. El repudia toda con-
ducta falsa. Aborrece todo egoísmo y codicia. No tolerará una negociación
despiadada, sino que pagará con la misma medida. Dios puede dar prospe-
ridad al obrero que adquiere sus bienes honradamente. Pero su maldición
descansa sobre todo lo que se gana mediante prácticas egoístas. Cuando uno
se entrega al egoísmo o a la conducta indebida demuestra que no teme al
Señor o reverencia su nombre. Aquellos que están relacionados con Dios
no sólo descartarán toda injusticia, sino que manifestarán su misericordia y
bondad hacia todos aquellos con quienes tienen que ver. El Señor no aprobará
la acepción de personas, pero tampoco aprobará la conducta de aquellos que
no hacen diferencia en favor de los pobres, las viudas y los huérfanos.—
Carta
20a, 1893
.
Vuestra fe religiosa debe elevaros por encima de todo vil engaño. El
trabajo, la fidelidad, una firme adhesión a la justicia, y la confianza en Dios
asegurarán el éxito. Obrad cauta y honradamente, basándoos en los estrictos
principios bíblicos, o no sigáis en vuestros negocios. No se hace un convenio,
no se paga una deuda, que no concierna a Dios. El es el sapientísimo y eterno
guarda de la justicia. No podéis excluirlo de ningún asunto que ataña a los
derechos de su pueblo. La mano de Dios se proyecta como un escudo sobre
todas sus criaturas. Ningún hombre puede herir vuestros derechos sin dañar
esa mano. Vosotros no podéis herir los derechos de ningún hombre sin dañar
esa mano. Esa mano sostiene la espada de la justicia. Cuidad la manera como
tratáis con los hombres. ...
Vuestra luz que brilla en los negocios de vuestra vida, que manifiesta el
poder de la piedad práctica, vale mucho más para aquellos con quienes os
relacionáis que los sermones o los credos. El mundo os observará y os criticará
con agudeza y severidad en medio de vuestros asuntos temporales. Lo que
decís en la iglesia no tiene ni la mitad de importancia de lo que hacéis en
vuestros negocios diarios.—
Carta 5, 1879, pp. 4, 5
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