Página 240 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Grande a la vista de Dios, 9 de agosto
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel: y el que en lo
muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
Lucas 16:10
.
La vida no está hecha únicamente de cosas grandes; son las cosas pequeñas
las que forman la suma de la felicidad de la vida o de sus miserias. Son las
pequeñas cosas de la vida las que revelan el verdadero carácter de una persona.
Oh, si todos los jóvenes y los adultos pudieran ver, como yo he visto, el espejo
de la vida de las personas que se presenta delante de ellas, considerarían con
más seriedad los pequeños deberes de la vida. Cada error, aunque parezca
sin importancia, deja una cicatriz en esta vida y una mancha en los registros
celestiales.
La vida está llena de quehaceres que no son agradables, pero todos estos
deberes ingratos serán hechos agradables por una gozosa realización de ellos.
Si se toma interés en las obligaciones que se deben cumplir, y se esfuerza por
hacerlas con el corazón, se tornarán placenteras hasta las más fastidiosas.—
Carta 41a, 1874, pp. 3, 4
.
Hay muchos que desdeñan los pequeños acontecimientos de la vida, los
pequeños actos que deben realizarse cada día; pero estas cosas no debieran
considerarse insignificantes, porque toda acción se realiza para el beneficio o
el daño de algún otro. ... Nos ponemos en el lado correcto únicamente obrando
de acuerdo con los principios de la Palabra de Dios que rigen las pequeñas
transacciones de la vida. Somos probados por estos pequeños incidentes, y
se estimará nuestro carácter por lo que fuere nuestra obra.—
The Review and
Herald, 15 de octubre de 1895
.
Lo que le proporciona a la vida la mayor belleza y lo que da el éxito es la
concienzuda atención de lo que el mundo llama cosas pequeñas.
Pequeñas obras de caridad,
pequeñas palabras de bondad,
pequeños actos de abnegación,
un sabio aprovechamiento de las oportunidades,
un diligente cultivo de los pequeños talentos,
hacen a los hombres grandes a la vista de Dios
Manuscrito 59, 1897, pp.
5.
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