Página 244 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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El alcance de la fragancia del amor, 13 de agosto
Y a vosotros multiplique el Señor, y haga abundar el amor entre
vosotros, y para con todos, como es también de nosotros para con
vosotros.
1 Tesalonicenses 3:12
.
Dios quiere que sus hijos comprendan que para glorificarlo deben dar su
afecto a aquellos que más lo necesitan. ... No debe manifestarse egoísmo en
la mirada, en las palabras, o en los hechos, cuando se trata con aquellos que
pertenecen a la misma preciosa fe, ... aunque sean encumbrados o humildes,
ricos o pobres. El amor que concede palabras bondadosas solamente a unos
pocos, mientras a otros se los trata con frialdad e indiferencia, no es amor, sino
egoísmo, y de ninguna manera obrará para el bien de las almas o para la gloria
de Dios. Nuestro amor ... no debe reservarse para unos pocos y descuidar a
otros. Romped la botella, y la fragancia llenará la casa.
Aquellos que acopian para sí los rayos de la justicia de Cristo y no los dejan
refulgir en la vida de otros, pronto perderán los dulces y brillantes rayos de la
gracia celestial, reservados egoístamente para ser derramados profusamente
sobre unos pocos. Aquellos que poseen mucho afecto son responsables delante
de Dios de compartir este afecto ... con todos aquellos que necesitan ayuda. ...
Amar como Cristo amó significa manifestar abnegación en todo tiempo
y en todo lugar, mediante palabras bondadosas y miradas agradables. Esto
no les cuesta nada a aquellos que lo hacen, pero dejan tras sí una fragancia
que envuelve el alma. Su efecto nunca puede ser estimado. No sólo es una
bendición para el que las recibe, sino también para el dador, porque reaccionan
sobre él. El amor genuino es un atributo precioso de origen celestial, el cual
aumenta en fragancia en proporción a lo que se comparte con otros. ...
Las almas de aquellos que aman a Jesús estarán rodeadas de una atmósfera
pura y fragante. Hay quienes ocultan el hambre de su alma. Estos serán
grandemente ayudados por una palabra tierna o un recuerdo bondadoso. Los
dones celestiales, derramados abundante y ricamente por Dios, a su vez deben
ser derramados por nosotros sobre todos los que se hallan en la esfera de
nuestra influencia. Así revelamos un amor que es nacido del cielo, el cual
aumentará a medida que lo usemos abundantemente para bendecir a otros. Así
glorificamos a Dios.—
Manuscrito 17, 1899, pp. 2, 3
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