Página 275 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Dejad una señal en el mundo, 12 de septiembre
Ninguno tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo de los fieles en
palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza.
1
Timoteo 4:12
.
¡Cuánto depende del período de la infancia y de la juventud! Dios desea
que aprovechéis este tiempo, queridos jóvenes, preparándoos para la obra. Si
necesitáis una educación, poneos al trabajo decididos a obtenerla. No esperéis
una oportunidad; hacedla vosotros mismos. Entrad por el primer pequeño
camino que se abra delante de vosotros. Sed cabales y fieles en cualquier cosa
que tengáis a mano, no importa cuán pequeña sea.
Algunos de nuestros jóvenes son tan vacilantes que no realizan nada por
sí mismos; su vida a menudo se malgasta antes de que decidan lo que van a
hacer y lo que llegarán a ser. Entierran sus talentos debajo de una masa de
escoria. A estos quiero decirles: Practicad la economía. No gastéis vuestros
medios para la complacencia del apetito o para buscar el placer. Haced una
impresión en el mundo. Mantened delante de vosotros el objeto de llegar a ser
tan útiles y eficientes como Dios quiere que seáis. A medida que aprovechéis
el conocimiento que obtenéis podréis adquirir mayor conocimiento. La aplica-
ción a vuestros libros y al trabajo manual útil, combinados con una ferviente
devoción cristiana y lealtad a Dios, harán de vosotros hombres y mujeres en el
más elevado sentido. La verdadera devoción a Dios, combinada con el estudio
de la ciencia, proporcionará a los jóvenes una educación que los hará suaves
y humildes amadores de Dios, llenos de misericordia y de buenos frutos, sin
parcialidad y sin hipocresía. Dios puede utilizar a tales almas, fragantes con
amor a Dios y a sus semejantes, como vasos para su honor.—
The Youth’s
Instructor, 24 de junio de 1897
.
Jesús murió, queridos jóvenes, no para salvaros en vuestros pecados, sino
de vuestros pecados. El quiere que sigáis el ejemplo que él os ha puesto
delante—negaros a vosotros mismos, tomar vuestra cruz diariamente y se-
guirlo. El pide vuestro servicio, los afectos mejores y más santos de vuestros
corazones. Si andáis en obediencia a su voluntad, aprendiendo gozosa y dili-
gentemente las lecciones de su providencia, finalmente él os dirá: “Hijo, ven
más arriba, a las mansiones celestiales que yo he preparado para ti”.—
The
Youth’s Instructor, 15 de julio de 1897
.
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