Página 320 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Una pequeña iglesia en el hogar, 25 de octubre
Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha
hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.
Marcos 5:19
.
Al establecer un vínculo con Cristo, el hombre renovado no hace sino
volver a la relación con Dios que le había sido designada. Es un representante
de Cristo. ... Sus deberes están a su alrededor, cerca y lejos. Su primer deber
se refiere a sus hijos y a sus parientes cercanos. Nada puede excusarlo por
descuidar el círculo interior, por atender el círculo más grande exterior. En
el día del ajuste final de cuentas los padres y las madres tendrán que rendir
cuentas por la condición de sus hijos. Se le preguntará a los padres qué hicieron
para asegurar la salvación de las almas que tomaron la responsabilidad de
traer por sí mismos al mundo. ¿Descuidaron a sus corderos? ...
Padres y madres, ¿estáis permitiendo a vuestros hijos crecer en la impureza
y el pecado? Un gran bien hecho por otros no cancelará la deuda que tenéis
ante Dios de cuidar a vuestros hijos. El bienestar espiritual de vuestra familia
está en primer lugar. Llevadlos con vosotros a la cruz del Calvario, y trabajad
por ellos como quienes tendréis que rendir cuentas.
Los padres debieran procurar obtener la colaboración de sus hijos, así los
hijos pueden convertirse en colaboradores con Dios. Algunas familias tienen
una pequeña iglesia en su hogar. El amor mutuo une un corazón con otro, y
la unidad que existe entre los miembros de la familia predica el sermón más
efectivo que pueda predicarse sobre la piedad práctica.
Mientras los padres realizan fielmente su deber en la familia, restringiendo,
corrigiendo, aconsejando, guiando, el padre como sacerdote de la familia,
la madre como una misionera, están cumpliendo el deber que Dios quiere
que hagan. Al realizar fielmente su deber en el hogar, están multiplicando
los medios para hacer el bien fuera del hogar. Se están capacitando mejor
para trabajar en la iglesia. Al preparar discretamente su pequeño rebaño,
uniendo sus hijos a sí mismos y a Dios, los padres y las madres llegan a
ser colaboradores con Dios. ... Los miembros de la familia se convierten en
miembros de la familia real del cielo, hijos del Rey celestial.—
Manuscrito 56,
1899
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