Página 321 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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No hay término medio en el servicio de Dios, 26 de octubre
El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,
derrama.
Mateo 12:30
.
Mis compañeros cristianos, estamos lejos de alcanzar la norma divina.
Nuestras obras no corresponden con nuestros privilegios y oportunidades. ...
En el servicio de Dios no hay un término medio. ... Que nadie espere
transigir con el mundo, y sin embargo seguir gozando de las bendiciones del
Señor. Que el pueblo de Dios salga del mundo, y sea separado. Procuremos
más fervientemente conocer y hacer la voluntad de nuestro Padre celestial.
Recibamos de tal modo la luz de la verdad que ha brillado sobre nosotros,
que sus rayos brillantes se reflejen de nosotros al mundo. Que los incrédulos
vean que la fe que tenemos nos hace mejores hombres y mejores mujeres;
que es una realidad viviente, que santifica el carácter y transforma la vida. ...
Que nuestra conversación verse sobre las cosas celestiales. Rodeémonos con
una atmósfera de gozo cristiano. Demostremos que nuestra religión puede
soportar la prueba de las dificultades. Mediante nuestra bondad, paciencia y
amor, probemos ante el mundo el poder de nuestra fe.
Muchos que comienzan bien en la vida cristiana están perdiendo fortaleza
espiritual y colocándose en poder del enemigo, y esto debido a su complacen-
cia en las conversaciones vanas y fútiles. No pueden contemplar a Dios con
confianza santa para pedirle la fortaleza necesitada. A causa de su conducta
irreligiosa obstruyen la senda de las almas que debieran haber ido a Cristo.
Que estas personas frívolas y descuidadas recuerden que cada palabra y acción
quedan fotografiadas en los libros del cielo. Ninguna mano humana puede
borrar una mancha desdichada. ...
Cuando diariamente nos relacionamos con aquellos que no tienen un cono-
cimiento de Cristo y la verdad, ¿hablaremos únicamente de nuestros campos,
de nuestras mercaderías, de nuestras ganancias y pérdidas?; ¿o bien hablare-
mos de aquellas cosas que atañen a nuestra vida futura? ¿Procuraremos ganar
las almas para Jesús? ¡Oh, qué vergonzoso descuido del deber está registra-
do contra los profesos seguidores de Cristo! Examinémonos fervientemente
mediante la luz de la Palabra de Dios, tratando de descubrir cada defecto de
carácter, para que podamos lavar nuestras vestiduras y emblanquecerlas en la
sangre del Cordero.—
The Review and Herald, 15 de junio de 1886
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