Página 339 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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¿Una joya o un guijarro? 12 de noviembre
En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel, hijo
de Sealtiel, siervo mío, dice Jehová, y ponerte he como anillo de sellar:
porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.
Hageo 2:23
.
Los cristianos son las joyas de Cristo. Deben brillar esplendorosamente
para él, y esparcir la luz de su hermosura. Su lustre depende del pulimento que
reciban. Pueden elegir ser pulidos o permanecer sin pulir. Pero cada uno que
es considerado digno de ocupar un lugar en el templo de Dios debe someterse
al proceso de pulimento. Sin el pulimento que el Señor da no pueden reflejar
más la luz que un guijarro común.
Cristo le dice al hombre: “Eres mío. Te he comprado. Ahora eres apenas
una piedra áspera, pero si te colocas en mis manos yo te puliré, y el lustre
con el cual brillarás hará honor a mi nombre. Ningún hombre te sacará de mi
mano. Te haré mi tesoro peculiar. El día de mi coronación serás una joya en
mi corona de regocijo”.
El Obrero divino emplea poco tiempo en un material sin valor. El pule
únicamente las piedras preciosas a semejanza de las de un palacio, cortando
todas las esquinas ásperas. Ese proceso es severo y penoso; hiere el orgullo
humano. Cristo corta profundamente en la experiencia que el hombre, en su
suficiencia ha considerado completa, y extrae del carácter el ensalzamiento
propio. Corta la superficie que sobresale, y colocando la piedra a la rueda de
pulir, la presiona para que se desgaste toda aspereza. Luego, levantando la
joya ante la luz el Maestro ve en ella un reflejo de sí mismo, y la considera
digna de ocupar un lugar en su corona.
“En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, ... y ponerte he como
anillo de sellar: porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos”. Bendita sea
la experiencia, aunque sea severa, que le da un nuevo valor a la piedra, y la
hace brillar con un vivo esplendor.—
The Review and Herald, 19 de diciembre
de 1907
.
Dios no dejará que uno de sus obreros sinceros quede solo para luchar
contra los grandes males y sea vencido. El preserva como una piedra preciosa
a cada uno cuya vida está oculta con Cristo en Dios.—
Testimonies for the
Church 7:67
.
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