Página 34 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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La Biblia es una luz para mi camino, 25 de enero
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
Salmos
119:105
.
¿Por qué este Libro—este precioso tesoro—no ha de ser exaltado y esti-
mado como un amigo valioso? Este es nuestro mapa que nos guía a través del
tormentoso mar de la vida. Es nuestro libro-guía que nos muestra el camino
hacia las mansiones eternas y el carácter que debemos poseer para habitar en
ellas. No hay otro libro cuya lectura elevará tanto y fortalecerá la mente, como
el estudio de la Biblia. En él, el intelecto encontrará temas del más elevado ca-
rácter para ejercitar sus potencialidades. No hay ninguna otra cosa que dotará
de tanto vigor todas nuestras facultades, como ponerlas en contacto con las
estupendas verdades de la revelación. El esfuerzo realizado para posesionarse
y ponderar estos grandes pensamientos, expande la mente. Podemos cavar
profundamente en la mina de la verdad y obtener preciosas gemas, con las
cuales enriquecer el alma. Aquí aprenderemos la verdadera manera de vivir y
la manera segura de morir.
La familiaridad con las Escrituras agudiza la capacidad de discernimiento,
y fortifica el alma contra los ataques de Satanás. La Biblia es la Palabra del
Espíritu, que nunca dejará de vencer al adversario. Es el único verdadero guía
en todos los asuntos de fe y de práctica. La razón por la cual Satanás tiene
tanto control sobre la mente y el corazón de los hombres, es que no han hecho
de la Palabra de Dios su consejero, y todos sus caminos no han sido probados
mediante la prueba verdadera. La Biblia nos mostrará el curso que debemos
seguir para llegar a ser los herederos de la gloria.—
The Review and Herald, 4
de enero de 1881
.
Cuando el corazón se abra para dar cabida a la Palabra, la luz del trono de
Dios brillará en el alma. Esa Palabra, apreciada en el corazón, presentará al
estudiante un tesoro de conocimiento que es inapreciable. Sus principios enno-
blecedores estamparán el carácter con honradez y confiabilidad, temperancia
e integridad.—
The Youth’s Instructor, 31 de diciembre de 1907
.
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