Página 388 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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Hagamos un inventario, 29 de diciembre
Hazme saber, Jehová, mi fin, y cuánta sea la medida de mis días; sepa
yo cuánto tengo de ser del mundo.
Salmos 39:4
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Otro año casi ha pasado a la eternidad. ... Repasemos el registro del año
que pronto terminará. ¿Qué adelantamiento hemos hecho en la experiencia
cristiana? Nuestra obra, ¿la hemos hecho de tal manera que soportará la
inspección del Maestro, el cual ha dado a cada persona una obra de acuerdo
con sus habilidades? ¿Será consumida como paja, madera y rastrojo, indigna
de ser preservada? ¿O bien soportará la prueba del fuego? ...
Se han tomado todas las provisiones para que alcancemos a la altura de
la estatura en Cristo Jesús, que satisfará la norma divina. Dios no se agrada
de sus representantes si se conforman con ser enanos cuando podrían crecer
a la plena estatura de hombres y mujeres en Cristo. ... El quiere que tengáis
grandes pensamientos, aspiraciones nobles, percepciones claras de la verdad
y elevados propósitos de acción. Cada año que pasa debería aumentar el
anhelo del alma por la pureza y la perfección del carácter cristiano. Y si este
conocimiento aumenta día a día, mes a mes, año a año, no será una obra que
será consumida como heno, madera o rastrojo; sino que estará en la piedra
fundamental, oro, plata y piedras preciosas—obras que no son perecederas,
sino que soportarán los fuegos del día final.
¿Hacemos nuestra obra terrena, temporal, con una precisión, una fidelidad
que soportará el escrutinio? ¿Testificarán contra nosotros en el día de Dios
aquellos a quienes hemos hecho mal? Si es así, el registro ha pasado al cielo,
y lo volveremos a encontrar. Debemos trabajar para el ojo del gran Capataz,
ya sea que nuestros laboriosos esfuerzos sean vistos y apreciados por los
hombres o no. Ningún hombre, mujer o niño puede servir aceptablemente
a Dios realizando una obra descuidada, casual y fingida, sea en el trabajo
secular o religioso. El verdadero cristiano tendrá un ojo limpio para percibir
la gloria de Dios en todas las cosas, animando sus propósitos y fortaleciendo
sus principios con este pensamiento: “Hago esto para Cristo”.—
The Review
and Herald, 16 de diciembre de 1884
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