Página 45 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

Basic HTML Version

Comprados por la sangre de Cristo, 4 de febrero
Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la
cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro
o plata; sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin
mancha ni contaminación.
1 Pedro 1:18, 19
.
Debéis considerar que no estáis a vuestra propia disposición para hacer
aquello que os plazca para vuestro placer personal. Sois la propiedad del
Señor. Cristo os ha comprado con el precio de su propia sangre. Vuestro
cuerpo debe ser santificado para el Señor, como un vaso de honra. Es la
posesión adquirida de Cristo. Entonces debéis preservar toda facultad, todo
órgano, como instrumento para justicia. Satanás desea poseer el poder de
vuestro cerebro y vuestra voluntad, pero ellos pertenecen a Jesús. Considerad
siempre: “Yo no me pertenezco. Debo apreciar cuidadosa y santamente toda
parte de la posesión adquirida por Cristo”. ...
Satanás puede tratar de ataros a su carro como un alma impotente. Pero
gritad victoriosamente que Cristo os ha hecho un hombre libre. No deshonréis
a Dios, manifestando ineficacia e incapacidad para vencer plena y gloriosa-
mente, a través de Jesucristo, quien murió para redimiros, y para haceros un
hombre libre. Venced, sí, venced. Poned vuestra voluntad a cada instante al
lado de la voluntad de Dios. Pensad con esperanza y con valor. Gritad con
fe contra Satanás, y mirando a Jesús, quien es el autor y el consumador de
vuestra fe, decid: “Jesús, mi Redentor, soy débil. No puedo hacer ninguna cosa
sin tu ayuda especial. Apoyo en ti mi alma desvalida”. Y después permitid que
vuestra imaginación se espacie en el pensamiento de que estáis en la presencia
de Jesús, caminando con Dios, con vuestra vida oculta con Cristo en Dios. ...
Entonces no glorificaréis a Satanás, imaginándoos débiles y desvalidos. Os
mantendréis muy arriba, en una atmósfera pura y santa. Recibiréis el Espíritu
Santo corno consolador y santificador. ... Tendréis un espíritu sereno en Dios.
Diréis: “Jesús vive, y porque él vive, yo también viviré. El ha vencido a Satanás
por mí, y yo no seré vencido por el maligno. No deshonraré a mi Señor y guía;
sino que triunfaré en su santo nombre, y saldré más que vencedor”.—
Carta
31, 1893, pp. 3, 4
.
[44]
41