Página 54 - Nuestra Elevada Vocacion (1962)

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El eslabón que relaciona a Dios con el hombre, 13 de febrero
Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se allegan
a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Hebreos 7:25
.
Cristo es el eslabón que relaciona a Dios con el hombre. Ha prometido su
intercesión personal a los que utilizan su nombre. Coloca toda la virtud de
su justicia del lado del suplicante. Cristo ruega por el hombre, y el hombre,
necesitado de ayuda divina, ruega por sí mismo ante la presencia de Dios,
utilizando el poder de la influencia de Aquel que entregó su vida para el mundo.
Cuando reconocemos delante de Dios nuestro aprecio de los méritos de Cristo,
se añade fragancia a nuestras intercesiones. ¡Oh, quién pudiera valorar esta
gran misericordia y amor! Cuando nos acercamos a Dios mediante la virtud de
los méritos de Cristo, somos vestidos con las vestiduras sacerdotales. El nos
coloca cerca de sí, rodeándonos con su brazo humano, mientras con su brazo
divino se ase del trono del Infinito. El pone sus méritos, como suave incienso
en un incensario, en nuestras manos, a fin de animar nuestras peticiones. El
promete oir y responder nuestras súplicas.—
Carta 22, 1898
.
Cualquiera que rompa con la esclavitud y el servicio de Satanás y se
coloque bajo la bandera manchada de sangre del Príncipe Emmanuel, será
apoyado por las intercesiones de Cristo. Cristo, como nuestro Mediador, a la
mano derecha del Padre, siempre nos tiene en cuenta, porque es tan necesario
que él nos tome en cuenta en sus intercesiones, como necesario era que nos
redimiera con su sangre. Si él nos abandonara por un solo momento, Satanás
estaría listo para destruirnos.—
Manuscrito 73, 1893
.
Cuando las oraciones de los sinceros y contritos ascienden al cielo, Cristo
le dice al Padre: “Yo me haré cargo de sus pecados. Tenlos por inocentes
delante de ti”. Cuando toma sus pecados de sobre ellos, llena sus corazones la
gloriosa luz de la verdad y el amor.—
Manuscrito 28, 1901
.
Tenemos una constante necesidad de la intercesión de Cristo. Día a día,
mañana y tarde, el corazón humilde necesita ofrecer oraciones, las que serán
contestadas con respuesta de gracia, paz y gozo. “Así que, ofrezcamos por
medio de él a Dios siempre sacrificio de alabanza, es a saber, fruto de labios
que confiesen a su nombre”.
Hebreos 13:15
.—
Manuscrito 14, 1901
.
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