Página 106 - Obreros Evang

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La consagración
A fin de que un hombre tenga éxito como predicador, es esen-
cial algo más que el conocimiento obtenido de los libros. El que
trabaja por las almas necesita consagración, integridad, inteligencia,
laboriosidad, energía y tacto. Poseyendo estas calificaciones, ningún
hombre puede ser inferior; sino que, al contrario, ejercerá poderosa
influencia para bien.
* * * * *
Cristo puso sus deseos en conformidad estricta con su misión,—
la misión que llevaba las insignias del cielo. El subordinó todo a la
obra que vino a hacer en este mundo. Cuando, en su juventud, su
madre lo encontró en la escuela de los rabinos, y le dijo: “Hijo, ¿por
qué nos has hecho esto? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado
con dolor,” él contestó: “¿Qué hay? ¿por qué me buscabais? ¿No
sabíais que en los negocios de mi Padre me conviene estar?
La misma devoción, la misma consagración, la misma sujeción a
los requisitos de la Palabra de Dios, que eran manifiestas en Cristo,
deben verse en sus siervos. El dejó su hogar de seguridad y paz,
dejó la gloria que tenía con el Padre antes que el mundo fuese,
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dejó su posición en el trono del universo, y salió, como hombre de
sufrimientos, tentado; salió a la soledad, para sembrar en lágrimas,
para regar con su sangre la semilla de vida para un mundo perdido.
Sus siervos deben salir asimismo para sembrar. Cuando fué
llamado a ser sembrador de la semilla de verdad, le fué dicho a
Abrahán: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu
padre, a la tierra que te mostraré.
“Y salió sin saber dónde iba,
como portaluz de Dios, para mantener vivo su nombre en la tierra.
El abandonó su país, su hogar, sus parientes, y todos los agradables
Lucas 2:48, 49
.
Génesis 12:1
.
Hebreos 11:8
.
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