Página 107 - Obreros Evang

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La consagración
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recuerdos asociados con su vida terrena, para hacerse peregrino y
extranjero.
Asimismo al apóstol Pablo, mientras oraba en el templo de Je-
rusalén, le llegó el mensaje: “Ve, porque yo te tengo que enviar
lejos a los gentiles.
Así también los que son llamados a unirse
con Cristo deben abandonarlo todo para seguirle. Deben romper
relaciones antiguas, renunciar a ciertos planes de vida, y entregar
esperanzas terrenas. Mediante labor y lágrimas, en soledad y con
sacrificio, debe sembrarse la semilla.
Aquellos que consagran cuerpo, alma y espíritu a Dios, recibirán
constantemente nueva dotación de poder físico, mental y espiritual.
Las inagotables provisiones del cielo están a su disposición. Cristo
les da el aliento de su propio Espíritu, la vida de su propia vida. El
Espíritu Santo pone por obra sus energías más sublimes en el corazón
y la mente. La gracia de Dios amplía y multiplica sus facultades, y
toda perfección de la naturaleza divina acude en su ayuda en la obra
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de salvar almas. Por la cooperación con Cristo son hechos completos
en él, y en su debilidad humana quedan habilitados para hacer las
obras de la Omnipotencia.
El Redentor no aceptará un servicio a medias. Diariamente el
que trabaja para Dios debe aprender el significado de la entrega
propia. Debe estudiar la Palabra de Dios, aprender su significado y
obedecer sus preceptos. Así puede alcanzar el nivel de la excelencia
cristiana. Día tras día Dios obra con él, perfeccionando el carácter
que ha de subsistir en el tiempo de la prueba final. Y día tras día el
creyente está verificando ante hombres y ángeles un experimento
sublime, demostrando lo que el Evangelio puede hacer por los seres
humanos caídos.
Cuando Cristo llamó a sus discípulos para que le siguieran, no
les ofreció halagüeñas perspectivas para esta vida. No les prometió
ganancias ni honores mundanales, ni tampoco hizo estipulación
alguna acerca de lo que recibirían. A Mateo, que estaba sentado
cobrando impuestos, el Salvador le dijo: “Sígueme. Y se levantó, y
le siguió.
Antes de prestar sus servicios, Mateo no aguardó para
reclamar salario seguro, equivalente a la cantidad que recibía en su
Hechos 22:21
.
Mateo 9:9
.