Página 108 - Obreros Evang

Basic HTML Version

104
Obreros Evangélicos
ocupación anterior. Sin preguntar nada ni vacilar, siguió a Jesús. Le
bastaba estar con el Salvador, para poder oír sus palabras y unirse a
él en su obra.
Así había sucedido con los discípulos anteriormente llamados.
Cuando Jesús invitó a Pedro y sus compañeros a seguirle, ellos
dejaron inmediatamente sus botes y sus redes. Algunos de estos
discípulos tenían personas amadas que dependían de ellos para
[119]
su sostén; pero cuando recibieron la invitación del Salvador, no
vacilaron ni le preguntaron: ¿Cómo viviré y sostendré mi familia?
Fueron obedientes al llamado, y cuando más tarde Jesús les preguntó:
“Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos, ¿os faltó
algo?” pudieron contestar: “Nada.
Hoy día el Salvador nos llama, como llamó a Mateo, Juan y
Pedro, a su obra. Si nuestros corazones han sido conmovidos por su
amor, la cuestión de la compensación no ocupará el lugar supremo
en nuestra consideración. Nos alegraremos de ser colaboradores
de Cristo, y no temeremos confiar en su cuidado. Si confiamos en
Dios para obtener fuerza, tendremos claras percepciones del deber y
aspiraciones abnegadas; nuestra vida será regida por un propósito
noble, que nos elevará por encima de motivos sórdidos.
Muchos de aquellos a quienes el Señor podría emplear no quieren
oír ni obedecer su voz por encima de todas las demás. La paren-
tela y los amigos, los hábitos y asociaciones anteriores, tienen tan
fuerte influencia sobre ellos que Dios puede darles tan sólo poca
instrucción, puede comunicarles tan sólo poco conocimiento de sus
propósitos. El Señor haría mucho más por sus siervos si ellos se
consagrasen completamente a él, y pusiesen su servicio por encima
de los vínculos de parentesco y todas las otras relaciones terrenas.
Se necesita una consagración más profunda
La ocasión exige mayor eficiencia y consagración más profunda.
Clamo a Dios: Suscita y manda mensajeros llenos de un sentimiento
de su responsabilidad, hombres en cuyos corazones la egolatría, que
[120]
es la raíz de todo pecado, haya sido crucificada; que estén dispuestos
a consagrarse sin reserva al servicio de Dios; cuyas almas sientan
el carácter sagrado de la obra y la responsabilidad de su vocación;
Lucas 22:35
.