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Obreros Evangélicos
él podrá presentar a la gente, sin que causen ligereza ni la sombra
de una sonrisa, sino que serenarán la mente, conmoverán el corazón,
y despertarán las sensibilidades morales acerca de los derechos
sagrados que tiene Dios sobre los afectos y la vida. Los que trabajan
en palabra y doctrina deben ser hombres de Dios, de vida y corazón
puros.—
Testimonies for the Church 3:241
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* * * * *
Se levantan, para entrar en la obra de Dios, jóvenes entre quienes
hay algunos que tienen escaso sentido del carácter sagrado y la res-
ponsabilidad de la obra. Tienen tan sólo poca experiencia en cuanto
a ejercer la fe, y poseer el ferviente anhelo del Espíritu de Dios, que
siempre produce resultados. Algunos hombres muy capaces, que
podrían ocupar puestos importantes, no saben de qué espíritu están
animados. Siguen modales joviales tan naturalmente como el agua
fluye hacia abajo. Hablan de cosas sin sentido y juegan con niñas,
mientras escuchan casi diariamente las verdades más solemnes y
conmovedoras. Estos hombres tienen una religión de la cabeza, pero
su corazón no está santificado por las verdades que oyen. Los tales
no podrán nunca conducir a otros a la Fuente de las aguas vivas
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antes de haber bebido ellos mismos de la corriente.
No es ahora ocasión de ser ligeros, vanidosos o triviales. Las
escenas de la historia de esta tierra han de terminar pronto. Las men-
tes que han estado entregadas a pensamientos livianos, necesitan
cambiar. Dice el apóstol Pedro: “Por lo cual, teniendo los lomos
de vuestro entendimiento ceñidos, con templanza, esperad perfec-
tamente en la gracia que os es presentada cuando Jesucristo os es
manifestado: como hijos obedientes, no conformándoos con los
deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino como
aquel que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en
toda conversación: porque escrito está: Sed santos, porque yo soy
santo.
Los pensamientos vagos deben ceñirse y concentrarse en Dios.
Los pensamientos deben obedecer a la voluntad de Dios. No debe
tributarse ni esperarse alabanza; porque esto propendería a fomentar
1 Pedro 1:13-16
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