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Obreros Evangélicos
Las instrucciones escritas en la Palabra de Dios no dejan lugar
para la condescendencia con el mal. El Hijo de Dios fué manifestado
para atraer a todos los hombres a sí. No vino para arrullar al mundo,
sino para mostrarle la senda estrecha en que todos deben andar para
llegar finalmente a las puertas de la ciudad de Dios. Sus hijos deben
andar en sus pisadas; a pesar de cualquier sacrificio de la comodidad
o satisfacción egoísta, o de cuanto cueste trabajos y sufrimiento,
deben sostener una lucha constante con el yo.
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