Página 138 - Obreros Evang

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“Que prediques la palabra”
“Requiero yo pues delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha
de juzgar a los vivos y los muertos en su manifestación y en su reino,
que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo;
redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
En esta exhortación directa y fuerte se presenta claramente el
deber del ministro de Cristo. Tiene que predicar “la palabra,” no
las opiniones y tradiciones de los hombres, ni fábulas agradables
o historias sensacionales, para encender la imaginación y excitar
las emociones. No ha de ensalzarse a sí mismo, sino que, como si
estuviera en la presencia de Dios, ha de presentarse a un mundo
que perece y predicarle la palabra. No debe notarse en él liviandad,
trivialidad ni interpretación fantástica; el predicador debe hablar con
sinceridad y profundo fervor, como si fuera la misma voz de Dios
que expusiera las Escrituras. Ha de hablar a sus oyentes de aquellas
cosas que más conciernan a su bienestar actual y eterno.
Hermanos ministros, al presentaros ante la gente hablad de cosas
esenciales, de cosas que instruyan. Enseñad las grandes verdades
prácticas que deben embargar la vida. Enseñad el poder salvador de
Jesús. “en el cual tenemos redención, ... la remisión de pecados.
[154]
Esforzaos por hacer comprender a vuestros oyentes el poder de la
verdad.
Los predicadores deben presentar la segura palabra profética
como fundamento de la fe de los adventistas del séptimo día. Deben
estudiarse detenidamente las profecías de Daniel y del Apocalipsis,
y en relación con ellas las palabras: “He aquí el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
El capítulo 24 de Mateo me ha sido presentado repetidas veces
como algo a que debe ser atraída la atención de todos. Vivimos hoy
en el tiempo en que las predicciones de este capítulo se están cum-
2 Timoteo 4:1, 2
.
Colosenses 1:14
.
Juan 1:29
.
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