Página 157 - Obreros Evang

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Sugestiones prácticas
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Se pierde con frecuencia tiempo en explicar puntos que son
realmente sin importancia, y que se darían por sentados sin la pre-
sentación de pruebas. Pero los puntos vitales deben recibir toda la
claridad y fuerza que les puedan dar el lenguaje y las pruebas.
* * * * *
La concentración
—Algunos han cultivado la costumbre de con-
centrarse demasiado. La facultad de fijar la mente en un tema con
exclusión de todos los demás, es buena en un grado limitado, pero
los que ponen toda la fuerza de la mente en un ramo de pensamiento
son con frecuencia deficientes en otros puntos. En la conversación se
vuelven tediosos, y cansan a quien los escucha. Sus escritos carecen
de estilo libre y suelto. Cuando hablan en público, el asunto que
los ocupa absorbe por entero su atención, y siguen profundizando
más y más el tema. Parecen ver conocimiento y luz a medida que se
interesan y absorben, pero son pocos los que pueden seguirlos.
Hay peligro de que los tales planten la semilla de verdad a tal
profundidad que el tierno brote no pueda salir nunca a la superficie.
Aun las verdades más esenciales y manifiestas, las que de por sí son
claras y llanas, pueden estar de tal modo encubiertas por las palabras
que parezcan oscuras y confusas.
* * * * *
La sencillez
—La argumentación es buena en su lugar, pero se
puede lograr mucho más por medio de sencillas explicaciones de
la Palabra de Dios. Cristo ilustraba sus lecciones tan claramente
que los más ignorantes podían comprenderlas fácilmente. Jesús
no empleaba palabras largas y difíciles en sus discursos; usaba un
lenguaje sencillo, adaptado a las mentes de la gente común. En el
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tema que explicaba no iba más lejos que hasta donde podían seguirlo.
Los predicadores deben presentar la verdad de una manera clara
y sencilla. Hay entre sus oyentes muchos que necesitan una clara
explicación de los pasos requeridos en la conversión. La ignorancia
de las masas en lo referente a este punto es mayor de lo que se supo-
ne. Entre los universitarios, oradores elocuentes, estadistas capaces,
hombres de altos cargos de confianza, hay muchos que dedicaron