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Obreros Evangélicos
ta, se ahondará el sentimiento que inspira. “Santo y terrible es su
nombre,
declara el salmista. Los ángeles se velan el rostro cuan-
do pronuncian su nombre. ¡Con qué reverencia, pues, deberíamos
[188]
nosotros, que somos caídos y pecaminosos, tomarlo en los labios!
Sería bueno que jóvenes y ancianos meditasen en esas palabras
de la Escritura que demuestran cómo debe ser considerado el lugar
señalado por la presencia especial de Dios. “Quita tus zapatos de
tus pies—ordenó a Moisés desde la zarza ardiente,—porque el lugar
en que tú estás, tierra santa es.
Jacob, después de contemplar la
visión de los ángeles, exclamó: “Ciertamente Jehová está en este
lugar, y yo no lo sabía.... No es otra cosa que casa de Dios, y puerta
del cielo.
“Jehová está en su santo templo: calle delante de él toda la
tierra.
* * * * *
Las oraciones formales, en tono de sermón, no son necesarias ni
oportunas en público. Una oración corta, ofrecida con fervor y fe,
enternecerá los corazones de los oyentes; pero durante las oraciones
largas, esperan con impaciencia, como deseosos de que cada palabra
la acabe. Si el predicador que hace tal oración hubiese luchado con
Dios en su gabinete secreto hasta sentir que su fe podía apropiarse
la promesa: “Pedid, y se os dara,” llegaría en seguida al punto en su
reunión pública, pidiendo con fervor y fe gracia para sí y para sus
oyentes.
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Salmos 111:9
.
Éxodo 3:5
.
Génesis 28:16, 17
.
Habacuc 2:20
.