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Obreros Evangélicos
Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible
de gloria.
La oveja extraviada del redil es la más inerme de las criaturas.
Hay que buscarla; pues no puede encontrar por sí misma el camino
para volver. Así es con el alma que se ha alejado de Dios; es tan
impotente como la oveja perdida; y a menos que el amor divino
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acuda en su socorro, nunca podrá encontrar el camino hacia Dios.
Por lo tanto, ¡con qué compasión, pena y perseverancia, debe el
subpastor buscar a las ovejas perdidas! ¡Cuán voluntariamente debe
soportar renunciaciones, penurias y privaciones!
Se necesitan pastores que, bajo la dirección del Principe de
los pastores, busquen a los perdidos y extraviados. Esto significa
soportar molestias físicas y sacrificar la comodidad. Significa una
tierna solicitud para con los que yerran, una compasión y tolerancia
divinas. Significa tener un oído que pueda escuchar con simpatía
lamentables relatos de yerros, degradación, desesperación y miseria.
El espíritu del verdadero pastor consiste en el olvido de si mismo.
El pierde de vista el yo a fin de hacer las obras de Dios. Por la
predicación de la palabra y por el ministerio personal en los hogares
de la gente, aprende a conocer sus necesidades, sus tristezas, sus
pruebas; y, cooperando con Cristo, el gran Aliviador de las cargas
de los hombres, comparte sus aflicciones, consuela sus angustias,
alivia el hambre de su alma y gana sus corazones para Dios. En esta
obra el predicador es ayudado por los ángeles celestiales, y recibe
instrucción e ilustración en la verdad que hace sabio para salvación.
* * * * *
En nuestra obra, el esfuerzo individual logrará mucho más de lo
que se puede estimar. Es por falta de él por lo que las almas perecen.
Un alma es de valor infinito; el Calvario nos dice su precio. Un
alma ganada para Cristo, contribuirá a ganar a otras, y la cosecha de
bendición y salvación irá siempre en aumento.
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1 Pedro 5:1-4
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