Página 195 - Obreros Evang

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“Apacienta mis corderos”
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sufrimientos y las tentaciones de la especie caída. Se acercó hasta
donde estábamos, a fin de poder levantarnos. En nuestra obra en
pro de los jóvenes, debemos buscarlos donde estén, si queremos
ayudarlos. No traten con dureza los de más edad y experiencia a los
discípulos jóvenes vencidos por la tentación, ni consideren con indi-
ferencia sus esfuerzos. Recordad que vosotros mismos demostrasteis
muchas veces tener poca fuerza para resistir el poder del tentador.
Sed tan pacientes con estos corderos del rebaño como deseais que
otros lo sean con vosotros. Dios nos ha hecho de tal manera que aun
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los más fuertes desean simpatía. ¡Cuánto más, pues, la han de nece-
sitar los niños! Aun una mirada de compasión calmará y fortalecerá
a menudo al niño probado y tentado.
Jesús dice a todo extraviado: “Dame, hijo mío, tu corazón.
“Convertíos, hijos rebeldes, sanaré vuestras rebeliones.
La juven-
tud no puede ser verdaderamente feliz sin el amor de Jesús. El está
aguardando con compasiva ternura para oír las confesiones del dís-
colo, y para aceptar su arrepentimiento. El aguarda su gratitud como
la madre aguarda la sonrisa de reconocimiento de su hijo amado. El
gran Dios nos enseña a llamarle Padre. El quisiera que comprendié-
semos cuán fervorosa y tiernamente nos ama su corazón en todas
nuestras pruebas y tentaciones. “Como el padre se compadece de
los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.
Antes podrá
la madre olvidarse de su hijo que Dios del alma que confía en él.
Los jóvenes han de desempeñar una parte en la obra de la
iglesia
Cuando los jóvenes dan su corazón a Dios, no cesa nuestra res-
ponsabilidad hacia ellos. Hay que interesarlos en la obra del Señor, e
inducirlos a ver que él espera que ellos hagan algo para adelantar su
causa. No es suficiente demostrar cuánto se necesita hacer, e instar
a los jóvenes a hacer una parte. Hay que enseñarles a trabajar para
el Maestro. Hay que prepararlos, disciplinarlos y educarlos en los
mejores métodos de ganar almas para Cristo. Enséñeseles a tratar de
una manera tranquila y modesta de ayudar a sus jóvenes compañeros.
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Proverbios 23:26
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Jeremías 3:22
.
Salmos 103:13
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