Página 20 - Obreros Evang

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Obreros Evangélicos
descuidar su vigilancia. La suya es una obra que requiere el ejercicio
de todas las facultades del ser. Sus voces han de elevarse en tonos
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de trompeta, sin dejar oír nunca una nota vacilante e incierta. Han
de trabajar, no por salario, sino porque no pueden actuar de otra
manera, porque se dan cuenta de que pesa un ay sobre ellos si no
predican el Evangelio.
La fidelidad en el servicio
El ministro que sea colaborador con Cristo deberá poseer una
profunda comprensión del carácter sagrado de su obra, y del trabajo
y sacrificio requeridos para hacerla con éxito. No procurará su co-
modidad o conveniencia. Se olvidará de sí mismo. En su búsqueda
de las ovejas perdidas, no se percatará de que él mismo está cansado
ni de que tiene hambre y frío. Tendrá sólo un objeto en vista,—la
salvación de los perdidos.
El que sirve bajo el estandarte ensangrentado de Emmanuel tiene
a menudo que vérselas con llamados que exigen esfuerzos heroicos
y paciente perseverancia. Pero el soldado de la cruz resiste intrépi-
damente en el frente de batalla. Cuando el enemigo lo apremia en su
ataque, él se vuelve hacia la Fortaleza para recibir ayuda; y al clamar
al Señor por el cumplimiento de las promesas de la Palabra, queda
fortalecido para los deberes de la hora. Siente su necesidad de ayuda
de lo alto. Las victorias que obtiene no le inducen a exaltarse, sino a
apoyarse más y más plenamente en el Todopoderoso. Fiando en ese
poder estará capacitado para presentar el mensaje de salvación con
tal fuerza que haga vibrar en otras mentes una cuerda de respuesta.
El Señor envía sus ministros a presentar la palabra de vida, a
predicar, no “filosofías y vanas sutilezas,” ni “la falsamente llamada
ciencia,” sino el Evangelio, “potencia de Dios para salud.
“Re-
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quiero yo pues—escribió Pablo a Timoteo,—delante de Dios, y del
Señor Jesucristo, que ha de juzgar a los vivos y los muertos en su
manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes
a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con to-
da paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán
la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus concupiscencias, y apartarán de la verdad
Colosenses 2:8
;
1 Timoteo 6:20
;
Romanos 1:16
.