Página 231 - Obreros Evang

Basic HTML Version

El estudio de la Biblia
227
La vida de Dios, que comunica vida al mundo, está en su palabra.
Fué por su palabra como Jesús sanó las enfermedades y echó fuera
demonios. Por su palabra, calmó el mar y resucitó muertos; y la
gente dió testimonio de que su palabra tenia poder. El habló la
palabra de Dios como la había hablado a todos los escritores del
Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de Cristo.
Es nuestra única fuente de poder.
Esta palabra no reprime la actividad. Abre ante el que la escu-
driña concienzudamente ramos de actividad. No deja a los hombres
en la incertidumbre, sin propósito en vista, sino que pone delante de
ellos el más sublime de los blancos,—el de ganar almas para Cristo.
Pone en la mano una lámpara que alumbra el camino al cielo. Habla
de riquezas inescrutables, de un tesoro incalculable.
La Palabra de Dios es la norma con que se ha de medir el ca-
rácter. Al darnos esta Palabra, Dios nos ha puesto en posesión de
[264]
toda verdad esencial para la salvación. Millares han sacado agua de
estos pozos de vida, y sin embargo, la provisión no ha disminuido.
Millares han tomado al Señor por ejemplo y contemplándolo se han
transformado a su imagen. Pero estos investigadores no han agota-
do estos temas grandiosos y santos. Muchos millares más pueden
dedicarse a escudriñar los misterios de la salvación.
A medida que el obrero estudie la vida de Cristo, y se espacie
en el carácter de su misión, cada nuevo estudio le revelará algo más
intensamente interesante que lo ya revelado. El tema es inagotable.
El estudio de la encarnación de Cristo, su sacrificio expiatorio y su
obra de mediación, ocuparán la mente del estudiante diligente mien-
tras dure el tiempo; y mirando hacia el cielo con sus innumerables
años, exclamará: “¡Grande es el misterio de la piedad!
Hablamos del mensaje del primer ángel y del mensaje del se-
gundo ángel, y pensamos comprender algo del mensaje del tercer
ángel. Pero mientras nos conformemos con un conocimiento limita-
do, quedaremos descalificados para obtener más clara visión de la
verdad. El que presenta la palabra de vida debe tomarse tiempo para
estudiar la Biblia y escudriñar su propio corazón. Si descuida esto,
no sabrá ministrar a las almas menesterosas. El estudiante diligente
y humilde, que por ferviente oración y estudio busque la verdad tal
1 Timoteo 3:16
.