Página 244 - Obreros Evang

Basic HTML Version

240
Obreros Evangélicos
“Ánimo en el señor”
Después de pasar la fecha, en 1844, estaban reunidos una vez
unos cuantos hermanos y hermanas. Todos estaban muy tristes,
porque la desilusión había sido muy dolorosa. Al rato llegó a la
reunión un hombre que exclamó: “¡Animo en el Señor, hermanos;
ánimo en el Señor!” Y lo repitió una y otra vez, hasta que cada cara
se volvió resplandeciente, y cada voz se elevó para alabar a Dios.
Hoy digo a toda persona que trabaja para el Maestro: “¡Animo
en el Señor!” Desde 1844, no he cesado de proclamar la verdad
presente, y hoy esta verdad me es más cara que nunca.
Algunos miran siempre los rasgos objetables y desanimadores,
y por lo tanto, los sobrecoge el desaliento. Se olvidan de que el
universo celestial aguarda para hacerlos agentes de bendición para
el mundo; y que el Señor Jesús es una reserva inagotable de la cual
los seres humanos pueden sacar fuerza y valor. No hay necesidad
de sentir abatimiento ni aprensión. Nunca llegará el tiempo en que
la sombra de Satanás no atraviese nuestra senda. Porque con ello el
[281]
enemigo trata de ocultar la luz del Sol de justicia. Pero nuestra fe
debe atravesar esta sombra.
Dios pide colaboradores alegres, que se nieguen a quedar des-
animados y descorazonados por los agentes opositores. El Señor nos
guía, y podemos ir animosamente adelante, seguros de que estará
con nosotros, como estuvo en lo pasado, cuando trabajábamos en
debilidad, pero bajo el poder del Espíritu Santo.
Los ángeles servían a Cristo, pero su presencia no hizo de su
vida una vida cómoda y exenta de tentación. Fué “tentado en todo
según nuestra semejanza, pero sin pecado.
¿Deben desanimarse
los predicadores, porque mientras están empeñados en la obra que
el Maestro les señaló, tienen pruebas, perplejidades y tentaciones?
¿Deben perder la confianza porque sus labores no reportan siempre
los resultados que desean tan ardientemente? Los verdaderos obreros
no se abaten al ver el trabajo que tienen por delante, por arduo que
sea. El rehuir las dificultades, el quejarse en la tribulación, hace
débiles e ineficientes a los siervos de Dios.
Al ver aquellos que están en el frente de batalla que los ataques de
Satanás se dirigen especialmente contra ellos, sentirán su necesidad
Hebreos 4:15
.