Página 25 - Obreros Evang

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El carácter sagrado de la obra
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Entonces Isaías oyó la voz del Señor, que decía: “¿A quién
enviaré, y quién nos irá?” y fortalecido por el recuerdo del toque
divino, contestó: “Heme aquí, envíame a mí.”
Al mirar los ministros de Dios por la fe dentro del lugar santísi-
mo, y ver la obra de nuestro Sumo Pontífice en el santuario celestial,
se dan cuenta de que son hombres de labios inmundos, hombres
cuyas lenguas a menudo han hablado vanidades. Bien pueden de-
sesperar al poner en contraste su indignidad con la perfección de
Cristo. Con corazón contrito, sintiéndose enteramente indignos e
ineptos para su grande obra, claman: “Soy muerto.” Pero si, como
Isaías, humillan su corazón delante de Dios, la obra hecha para el
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profeta será hecha también para ellos. Sus labios serán tocados por
un carbón encendido del altar, y ellos perderán de vista su yo al
sentir la grandeza y el poder de Dios y su disposición a ayudarlos.
Comprenderán el carácter sagrado de la obra a ellos confiada, y se
verán inducidos a aborrecer cuanto les haría deshonrar a Aquel que
los envió a proclamar su mensaje.
El carbón encendido simboliza la purificación, y representa tam-
bién la potencia de los esfuerzos de los verdaderos siervos de Dios.
A aquellos que hacen una consagración tan completa que el Señor
pueda tocar sus labios, se dirige la palabra: Id al campo de la mies.
Yo cooperaré con vosotros.
El ministro que haya recibido esta preparación será una potencia
para bien en el mundo. Sus palabras serán palabras rectas, veraces y
puras, llenas de simpatía y amor; sus acciones serán acciones justas,
de ayuda y bendición para los débiles. Cristo estará presente en él, ri-
giendo sus pensamientos, palabras y hechos. El se ha comprometido
a vencer el orgullo, la codicia, el egoísmo. Al tratar de cumplir con
su promesa, obtiene fuerza espiritual. Por la comunión diaria con
Dios, se vuelve poderoso en el conocimiento de las Escrituras. Está
en comunión con el Padre y el Hijo; y al obedecer constantemente
a la voluntad divina, llega a hallarse diariamente mejor capacitado
para decir las palabras que guiarán las almas errantes al aprisco de
Cristo.
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