Página 266 - Obreros Evang

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Desarrollo y servicio
La vida cristiana es más que lo que muchos creen. No consiste
enteramente en amabilidad, paciencia, mansedumbre y bondad. Estas
gracias son esenciales; pero también se necesita valor, fuerza, energía
y perseverancia. La senda que Cristo señala es una senda estrecha, de
abnegación. El entrar en esa senda y seguir en medio de dificultades
y desalientos, requiere hombres que no sean débiles.
Se necesitan hombres enérgicos, hombres que no estén a la
expectativa de que les emparejen el camino y les quiten todo obs-
táculo; hombres que infundan nuevo celo a los lánguidos esfuerzos
de obreros descorazonados; hombres cuyos corazones rebosen de
amor cristiano, y cuyas manos sean fuertes para hacer la obra de su
Maestro.
Algunos de los que se dedican al servicio misionero, son débiles,
sin nervio, sin ánimo, fáciles de desalentar. Les falta energía. No
tienen aquellos rasgos positivos de carácter que dan fuerza para
obrar,—el espíritu y la energía que encienden el entusiasmo. Los
que quieren obtener éxito deben ser valientes y llenos de esperanza.
Deben cultivar no sólo las virtudes pasivas, sino también las activas.
Al paso que deben dar la blanda respuesta que aplaca la ira, deben
poseer el valor de un héroe para resistir al mal. Junto a la caridad
que lo soporta todo, necesitan la fuerza de carácter que dará positivo
poder a su influencia.
Algunos no tienen firmeza de carácter. Sus planes y propósitos
no tienen forma ni consistencia definida. Son de poca utilidad prác-
tica en el mundo. Esta debilidad, indecisión e ineficiencia deben
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vencerse. Hay en el verdadero carácter cristiano un elemento indó-
mito que no puede ser amoldado ni subyugado por las circunstancias
adversas. Debemos tener energía moral, una integridad que no pueda
ser vencida por la adulación, ni el cohecho ni el terror.
Dios desea que aprovechemos toda oportunidad de conseguir una
preparación para su obra. El espera que dediquemos todas nuestras
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