Página 283 - Obreros Evang

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La sana doctrina
“Vendrá tiempo—escribió Pablo a Timoteo,—cuando no sufrirán
la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus concupiscencias, y apartarán de la verdad
el oído, y se volverán a las fábulas. Pero tú vela en todo, soporta las
aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio.
“La sana doctrina” es la verdad bíblica, la verdad que promueva
piedad y devoción, que confirme al pueblo de Dios en la fe. La
sana doctrina significa mucho para el que la recibe; y significa
mucho también para el que la enseña, el ministro de justicia; porque
dondequiera que se predique el Evangelio, cada obrero, sea cual
fuere su ramo de servicio, es o fiel o infiel a su responsabilidad como
mensajero del Señor.
Pablo escribió también: “Es palabra fiel: que si somos muertos
con él, también viviremos con él: si sufrimos, también reinaremos
con él: si negáremos, él también nos negará: si fuéremos infieles,
él permanece fiel: no se puede negar a sí mismo. Recuérdales esto,
protestando delante del Señor que no contiendan en palabras, lo cual
para nada aprovecha, antes trastorna a los oyentes.
En el tiempo de Pablo, algunos de los que escuchaban la ver-
dad suscitaban cuestiones que no tenían ninguna importancia vital,
presentando ideas y opiniones humanas, y tratando de distraer la
mente del que enseñaba las grandes verdades del Evangelio, para
arrastrarlo a la discusión de teorías no esenciales y al arreglo de
disputas sin importancia. Pablo sabia que el que trabaja para Dios
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debe ser bastante sabio para ver el designio del enemigo, y negarse
a ser descarriado o distraído. La conversión de las almas debe ser
la preocupación de su vida; debe predicar la Palabra de Dios, pero
evitar la controversia.
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado—escribió,—
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la
2 Timoteo 4:3-5
.
2 Timoteo 2:11-14
.
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