Página 338 - Obreros Evang

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No se han de buscar las discusione
Los jóvenes predicadores deben evitar las discusiones, porque
no contribuyen a aumentar la espiritualidad o unidad de parecer. En
algunos casos, puede ser necesario hacer frente en debate abierto a un
orgulloso que se jacta contra la verdad de Dios; pero generalmente,
estas discusiones, orales o escritas, producen más daño que bien.
Después de una discusión, descansa la mayor responsabilidad sobre
el predicador para conservar el interés. El debe guardarse contra la
reacción que tiende a producirse después de una excitación religiosa,
y no entregarse al desaliento....
Generalmente la influencia de las discusiones sobre nuestros
predicadores consiste en hacerlos sentirse suficientes, y engreírse en
su propia estima. Esto no es todo. Los que se deleitan en discutir no
son idóneos para ser pastores de la grey. Han educado sus mentes
para hacer frente a los oponentes, y para decir cosas sarcásticas; y no
pueden bajar al encuentro de corazones entristecidos que necesitan
ser consolados....
En la presentación de la verdad impopular, la cual entraña una
pesada cruz, los predicadores deben tener cuidado de que cada pala-
bra sea como Dios quiere que sea. Sus palabras no deben ser nunca
mordaces. Deben presentar la verdad con humildad, con el más pro-
fundo amor a las almas, y un ardiente deseo de salvarlas, y dejar que
la verdad corte.—
Testimonies for the Church 3:213-218
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Las discusiones no pueden evitarse siempre.... Puede ser que las
personas que se deleitan en ver combatir oponentes, clamen por una
discusión. Otras, que desean oír la prueba de ambos lados, pueden
instar a discusión con todo motivo honrado; pero siempre que se
pueda, han de evitarse las discusiones. Generalmente, fortalecen el
espíritu combativo, y debilitan el amor puro y la simpatía sagrada
[
De un testimonio personal.
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