Página 375 - Obreros Evang

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Los presidentes de asociaciones
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la ayuda de Dios. Orad y trabajad, trabajad y orad; como alumnos
de la escuela de Cristo, aprended de Jesús.
El Señor nos ha dado la promesa: “Si alguno de vosotros tiene
falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundan-
temente, y no zahiere; y le será dada.
Es conforme a la orden de
Dios que los que llevan responsabilidades se reunan a menudo para
consultarse mutuamente, y para orar con fervor por aquella sabiduría
que sólo él puede impartir. Hablad menos; se pierde mucho tiempo
precioso en conversación que no produce luz. Unanse los hermanos
en ayuno y oración por la sabiduría que Dios ha prometido dar libe-
ralmente. Dad a conocer a Dios vuestras dificultades. Decidle como
Moisés: “No puedo conducir a este pueblo a menos que tu presencia
vaya conmigo.” Luego pedid aún más; orad con Moisés: “Ruégote
que me muestres tu gloria.
¿Qué es esta gloria?—El carácter de
Dios. Así lo proclamó el Señor a Moisés.
Que el alma se aferre con fe viva a Dios. Cante la lengua sus
alabanzas. Cuando os halléis reunidos dedicad vuestra mente con
reverencia a la contemplación de las realidades eternas. Así os
ayudaréis unos a otros a ser espirituales. Cuando vuestra voluntad
esté en armonía con la divina, estaréis en armonía unos con otros;
tendréis a Cristo a vuestro lado como consejero.
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Enoc anduvo con Dios. Así puede andar todo aquel que trabaja
por Cristo. Podéis decir con el Salmista: “A Jehová he puesto siem-
pre delante de mí: porque está a mi diestra no seré conmovido.
Mientras sintáis que no tenéis suficiencia propia, vuestra suficiencia
estará en Jesús. Si esperáis que todo vuestro consejo y sabiduría
provengan de los hombres, mortales y limitados como vosotros, re-
cibiréis tan sólo ayuda humana. Si os allegáis a Dios para obtener
ayuda y sabiduría, él no frustrará nunca vuestra fe.
Los presidentes de las asociaciones locales tienen el mismo Dios
que el presidente de la Asociación General, y pueden acudir por sí
mismos a la Fuente de sabiduría, en vez de depender de un hombre,
que tiene que obtener su luz de la misma fuente.
Puede argüirse que el Señor da sabiduría especial a aquellos a
quienes han sido confiadas responsabilidades importantes. Es cierto
Santiago 1:5
.
Éxodo 33:18
.
Salmos 16:8
.