Página 417 - Obreros Evang

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Las regiones lejanas
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hecho afluir a la tesorería de Dios donativos de los encumbrados y
de los humildes, de los ricos y de los pobres. Ha ayudado a sostener
misiones, a establecer hospitales, a alimentar a los hambrientos y a
predicar el Evangelio a los pobres. Multitudes han sido bendecidas
por su acto desinteresado. Y de manera similar, todo donativo otor-
gado, todo acto ejecutado con el sincero deseo de glorificar a Dios,
queda vinculado con los propósitos del Omnipotente, y nadie puede
medir el alcance de sus resultados para el bien.
Métodos de trabajo en campos extranjeros
Tan pronto como se entra en un nuevo campo, debe empezarse
obra educacional, y debe darse instrucción renglón tras renglón,
precepto tras precepto, un poco aquí, un poco allí. Lo más importante
no es la predicación sino el trabajo hecho de casa en casa, razonando
y explicando la Palabra. Serán los obreros que sigan los métodos
que siguió Cristo los que ganarán almas como salario. Una y otra
vez deben repetirse las mismas verdades, y el obrero debe depender
completamente de Dios. ¡Y qué ricas experiencias obtiene el maestro
cuando instruye a los que están en tinieblas! El también aprende, y
mientras explica las Escrituras a otros, el Espíritu Santo obra en su
mente y corazón, dándole el pan de vida para las almas hambrientas.
El que trabaja en campos extranjeros llegará a estar en contacto
con toda clase de personas y toda variedad de mentes, y hallará que
se necesita emplear diferentes métodos de trabajo para satisfacer las
necesidades de la gente. Un sentimiento de su propia ineficiencia
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lo impulsará a acudir a Dios y a la Biblia para obtener luz, fuerza y
conocimiento.
Los métodos y medios por los cuales logramos ciertos fines no
son siempre los mismos. El misionero debe hacer uso de razón y
criterio. La experiencia le indicará la conducta más prudente que se
haya de seguir en las circunstancias existentes. Sucede a menudo
que las costumbres y el clima de un país crean un estado de cosas
que no se toleraría en otro. Deben hacerse cambios para beneficio
de la obra, pero no es prudente ser demasiado abrupto.
No se susciten controversias por cosas triviales. El espíritu de
amor y la gracia de Cristo ligarán corazón con corazón, si los hom-
bres quieren abrir las ventanas del alma a los cielos, y cerrarlas a la