Página 71 - Obreros Evang

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La educación para la obra misioner
“Coadjutores somos de Dios; y vosotros labranza de Dios sois,
edificio de Dios sois.
La tarea del obrero cristiano no es ligera ni falta de importan-
cia. El tiene una alta vocación, a cuyo molde y color se adaptará
toda su vida futura. El que se entrega a una obra tan sagrada debe
dedicar todas sus energías a su realización. Debe tener un blanco
elevado; nunca alcanzará una norma más alta que la que se proponga
alcanzar. No puede difundir la luz antes de haberla recibido. Debe
aprender antes de poder tener suficiente sabiduría y experiencia para
ser maestro, capaz de explicar las Escrituras a aquellos que están en
tinieblas. Si Dios ha llamado a hombres para que sean colaboradores
suyos, es igualmente cierto que los ha llamado para que procuren
obtener la mejor preparación posible para representar debidamente
las verdades sagradas y elevadoras de su Palabra.
Los que deseen entregarse a la obra de Dios deben recibir educa-
ción y preparación para esta obra, a fin de estar listos para desempe-
ñarla inteligentemente. No deben creer que pueden subir en seguida
a los peldaños más altos de la escalera; los que quieran tener éxito
deben empezar por el primer peldaño, y subir paso a paso. Se les
conceden oportunidades y privilegios para progresar, y ellos deben
hacer todo esfuerzo que esté a su alcance para aprender a hacer
aceptablemente la obra de Dios.
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Dondequiera que trabajen nuestros predicadores, en Europa o en
América, deben tratar de despertar a los jóvenes para que se preparen
para un servicio activo en el gran campo de batalla de Dios. Todos
los que aseveran ser siervos de Cristo tienen una obra que hacer para
él. El mismo nombre de siervo implica la idea de salario, trabajo,
responsabilidad. A cada uno ha confiado Dios facultades para que
[
Publicado primeramente en “Historical Sketches of S.D.A. Foreign Missions,”
1886.
]
1 Corintios 3:9
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