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La educación para la obra misionera
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Facilidades de preparación
Debe haber visible adelantamiento en el asunto de la obra espe-
cial de preparación. En todas nuestras asociaciones deben hacerse
planes bien organizados para la instrucción y adiestramiento de
aquellos que deseen entregarse a la obra de Dios. Nuestras misiones
en las ciudades ofrecen oportunidades favorables de educación en la
labor misionera; pero éstas no bastan. Deben proporcionarse, en re-
lación con nuestras escuelas, las mejores facilidades posibles para la
preparación de obreros tanto para los campos propios como para los
extranjeros. Debe haber también en las mayores de nuestras iglesias
clases especiales para jóvenes de ambos sexos, a fin de prepararlos
para ser obreros de Dios. Y nuestros predicadores deben dar mucha
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atención al asunto de ayudar y educar a los obreros jóvenes.
Cuando se hace un esfuerzo por introducir la verdad en un lugar
importante, nuestros predicadores deben prestar atención especial
a la instrucción y preparación de aquellos que han de cooperar con
ellos. Se necesitan colportores, y personas aptas para dirigir estudios
bíblicos en las familias, para que mientras los predicadores trabajan
en palabra y doctrina, aquéllos también atraigan personas a la verdad.
Los predicadores nuestros que han ido a importantes lugares para
celebrar reuniones en grandes tiendas de campaña, han cometido a
menudo un grave error al dedicar todo su tiempo a dar sermones.
Debiera haber menos predicación y más enseñanza,—enseñanza a
la gente, y también a los jóvenes acerca de cómo trabajar con éxito.
Los predicadores deben hacerse eficientes para enseñar a otros a
estudiar la Biblia, y para preparar las mentes y modales de aquellos
que quieren ser obreros en la causa de Dios. Y deben estar listos para
aconsejar e instruir a los conversos nuevos que demuestren tener
capacidad para trabajar por el Maestro....
Todos los que quieran ser obreros eficientes deben dedicar mucho
tiempo a la oración. La comunicación entre Dios y el alma debe
mantenerse abierta, a fin de que los obreros puedan reconocer la voz
de su Capitán. Deben estudiar diligentemente la Biblia. La verdad de
Dios, como el oro, no está siempre directamente en la superficie; se
la puede hallar únicamente por ferviente meditación y estudio. Este
estudio no sólo ayudará a almacenar en la mente el conocimiento
más valioso, sino que fortalecerá y ampliará las facultades mentales,