Página 75 - Obreros Evang

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La educación para la obra misionera
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principio de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.
Pero aquellos que tienen alta estima de su propia capacidad y cono-
cimiento, están tan llenos de su propia importancia que no dan a la
Palabra de Dios oportunidad de entrar para instruirlos e iluminarlos.
A muchos les parece que son aptos para una obra acerca de la
cual no saben casi nada; y si empiezan a trabajar llenos del sentimien-
to de su importancia propia, dejarán de recibir aquel conocimiento
que deben obtener en la escuela de Cristo. Se verán condenados a lu-
char con muchas dificultades, para las cuales estarán completamente
sin preparación. Carecerán de experiencia y sabiduría mientras no
reconozcan su gran ineficiencia.
Se ha perdido muchísimo para la causa por la labor deficiente
de hombres que poseen capacidad, pero que no han recibido la
debida preparación. Se han dedicado a una obra que no sabían
dirigir, y como resultado han logrado tan sólo poco. No han hecho
ni una décima parte de lo que podrían haber hecho si hubiesen
recibido la debida disciplina al principio. Se asimilaron algunas
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ideas, lograron trazar el orden de algunos discursos, y allí acabó su
progreso. Se creyeron competentes para ser maestros, cuando apenas
habían aprendido el
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del conocimiento de la verdad. Desde
entonces han venido tropezando, sin hacer justicia ni a sí mismos
ni a la obra. No parecen tener suficiente interés para despertar sus
energías dormidas, ni para ejercitar sus facultades para llegar a ser
obreros eficientes. No se han esmerado en formar planes cabales y
bien ideados, y su obra muestra deficiencias por todas partes.
Algunos han renunciado, desalentados, y se han dedicado a otros
empleos. Si éstos hubiesen puesto paciente y humildemente sus pies
en el peldaño inferior de la escalera, y luego, con energía perseveran-
te, trepado paso a paso, aprovechando diligentemente los privilegios
y oportunidades que estuviesen a su alcance, podrían haber llegado
a ser obreros capaces y útiles, que pudiesen dar plena prueba de su
ministerio, y de quienes el Maestro no se avergonzaría.
Si aquellos que se proponen trabajar por la salvación de las almas
fían en su propia sabiduría limitada, fracasarán inevitablemente. Si
tienen humilde opinión de sí mismos, y fían plenamente en las
promesas de Dios, él no los desamparará nunca. “Fíate de Jehová de
Salmos 119:130
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