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Obreros Evangélicos
Centenares de jóvenes debieran haber estado preparándose para
tomar parte en la obra de diseminar las semillas de verdad junto a to-
das las aguas. Necesitamos hombres que promuevan los triunfos de
la cruz; hombres que quieran perseverar bajo desalientos y privacio-
nes; que tengan el celo, la resolución y la fe que son indispensables
en el campo misionero....
Las lenguas extranjeras
Hay entre nosotros quienes, sin el trabajo y dilación necesa-
rios para aprender una lengua extranjera, podrían calificarse para
proclamar la verdad a otras naciones. En la iglesia primitiva, los
misioneros eran milagrosamente dotados de un conocimiento de
las lenguas en las que estaban llamados a predicar las inescrutables
riquezas de Cristo. Y si Dios estaba dispuesto a ayudar así a sus
siervos entonces, ¿podemos dudar de que su bendición descansará
sobre nuestros esfuerzos para calificar a aquellos que poseen por
naturaleza conocimiento de lenguas extranjeras, y que, con el debido
estímulo, proclamarían a sus compatriotas el mensaje de verdad?
Podríamos haber tenido más obreros en los campos misioneros ex-
tranjeros si los que entraron en estos campos hubiesen aprovechado
todo talento que estaba a su alcance....
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Tal vez sea necesario en muchos casos que los jóvenes aprendan
lenguas extranjeras. Pueden hacerlo con éxito asociándose con la
gente y al mismo tiempo dedicando una porción de cada día al
estudio del idioma. Esto debe hacerse, sin embargo, tan sólo como
paso necesario preparatorio de la educación de aquellos que se
encuentran en los campos misioneros mismos y que, con la debida
preparación, pueden llegar a ser obreros. Es esencial que se inste a
entrar en el servicio a aquellos que pueden hablar a los habitantes
de diferentes naciones en su lengua materna.
Es una gran empresa para un hombre de edad madura aprender
un idioma extranjero; y a pesar de todos sus esfuerzos, rayará en lo
imposible para él hablarlo tan fácil y correctamente como para ser
un obrero eficiente. No podemos privar a nuestros campos originales
de la influencia de los predicadores de edad madura y provecta, para
mandarlos a campos lejanos a dedicarse a una obra para la cual
no están calificados, y para cuya adaptación no los habilitará toda