Los artículos para nuestras revistas
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a alabar a cualquier ser humano; porque al hacerlo están completa-
mente fuera de sus límites. Al expresar esos sentimientos, que fluyen
tan fácilmente de las plumas y los labios humanos, se pierde tiempo
que es ahora tan precioso, y que debería ser usado para discursos
apropiados, después de mucha oración a Dios y conversación con
Jesucristo. Cada palabra debe ser sazonada con gracia, y revelar así
que ustedes han estado en comunión con Dios y están imbuidos de
su Espíritu.
También se presentan en nuestras publicaciones selecciones que
pueden encontrarse en otras revistas y libros, y que no necesitan
repetirse. Cuesta dinero presentar estos temas que no tienen relación
con los tiempos o los intereses espirituales de nuestra gente. Los
largos informes de la guerra se pueden leer en cualquier diario. No
es la tarea del dueño de casa, a quien Dios ha escogido, presentar
delante de la gente temas que pueden encontrarse en las publicacio-
nes del mundo, y cuanto menos aparezcan estas cosas en nuestras
revistas religiosas, y más espacio se dé al material que es alimento
espiritual—en forma de experiencias vividas, de estudios bíblicos,
de apelaciones sencillas, directas y fervorosas—, tanto mejor será
para el bien espiritual y el progreso de la obra.—
Manuscrito 95,
1898
.
Exalten a Cristo
—En nuestras publicaciones no hemos de exal-
tar la obra y el carácter de los hombres de influencia, manteniendo
constantemente a los seres humanos delante de la gente. Pueden ele-
var a Cristo nuestro Salvador tanto como quieran. “Nosotros todos,
mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor,
somos transformados de gloria en gloria [de carácter en carácter]
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en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”.
2 Corintios
3:18
. Los que aman y sirven a Dios han de ser la luz del mundo, que
brillan en medio de la oscuridad moral.—
Fundamentals of Christian
Education, 480
(1899).
No exalten a los hombres
—El Señor no ha puesto sobre nadie
la carga de elevar, alabar y exaltar a hombres y mujeres, aun cuando
su obra haya sido la de dirigir la atención de la gente a las cosas
de mayor importancia, aquellas que conciernen a la salvación del
ser. ¿Dedicaremos nuestro tiempo y espacio a glorificar a quienes
han levantado falsos temas de discusión? El Señor ha dado a cada
hombre su obra, y a quienes ha puesto en lugares de responsabilidad,