Página 119 - La Oraci

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Oraciones respondidas
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yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.
Juan 7:37
;
4:14
.
Si, no obstante estas promesas que se nos hacen, preferimos
permanecer marchitos y agotados por falta de agua viva, la culpa
será nuestra solamente. Si fuéramos a Cristo con la sencillez de un
niño que se dirige a sus padres terrenales, para pedirle las cosas que
nos ha prometido, creyendo que las recibiremos, las obtendríamos.—
Testimonios para la Iglesia 9:144
.
Oremos y creamos
Dios no dice: Pedid una vez y recibiréis. Él nos ordena que
pidamos. Persistid incansablemente en la oración. El pedir con per-
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sistencia hace más ferviente la actitud del postulante, y le imparte
un deseo mayor de recibir las cosas que pide. Cristo le dijo a Marta
junto a la tumba de Lázaro: “Si creyeres, verás la gloria de Dios”.
Juan 11:40
.
Pero muchos no tienen una fe viva. Esta es la razón por la cual
no ven más del poder de Dios. Su debilidad es el resultado de su
incredulidad. Tienen más fe en su propio obrar que en el obrar de
Dios en favor de ellos. Ellos se encargan de cuidarse a sí mismos.
Hacen planes y proyectos, pero oran poco, y tienen poca confianza
verdadera en Dios. Piensan que tienen fe, pero es solo el impulso del
momento. Dejan de comprender su propia necesidad, y lo dispuesto
que está Dios a dar; no perseveran en mantener sus pedidos ante el
Señor.
Nuestras oraciones han de ser tan fervorosas y persistentes co-
mo lo fue la del amigo necesitado que pidió pan a media noche.
Cuanto más fervorosa y constantemente oremos, tanto más íntima
será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos bendiciones
acrecentadas, porque tenemos una fe acrecentada.
Nuestra parte consiste en orar y creer. Velad en oración. Velad,
y cooperad con el Dios que oye la oración. Recordad que “somos
colaboradores de Dios”.
1 Corintios 3:9
. Hablad y obrad de acuerdo
con vuestras oraciones. Significará para vosotros una infinita dife-
rencia el que la prueba demuestre que vuestra fe es genuina, o revele
que vuestras oraciones son solo una forma.—
Palabras de Vida del
Gran Maestro, 111, 112
.