Página 125 - La Oraci

Basic HTML Version

Oraciones respondidas
121
La alabanza debe acompañar a la oración para recibir
respuesta
¿Consistirán nuestros ejercicios de devoción en pedir y recibir?
¿Estaremos siempre pensando en nuestras necesidades y nunca en
los beneficios que recibimos? ¿Recibiremos las mercedes del Señor,
y nunca le expresaremos nuestra gratitud, nunca le alabaremos por
lo que ha hecho por nosotros? No oramos demasiado, pero somos
demasiado parsimoniosos en cuanto a dar las gracias. Si la bondad
amante de Dios provocase más agradecimiento y alabanza, tendría-
mos más poder en la oración. Abundaríamos más y más en el amor
de Dios, y él nos proporcionaría más dádivas por las cuales alabarle.
Vosotros que os quejáis que Dios no oye vuestras oraciones, cam-
biad el orden actual, y mezclad alabanzas con vuestras peticiones.
Cuando consideréis su bondad y misericordia, hallaréis que él tiene
en cuenta vuestras necesidades.
Orad, orad fervientemente y sin cesar, pero no os olvidéis de
alabar a Dios.—
Testimonios para la Iglesia 5:297
.
La infidelidad en la mayordomía una causa de oraciones no
respondidas
Como dador de todas las bendiciones, Dios reclama una porción
determinada de todo lo que poseemos. Esta es la provisión que él
ha hecho para sostener la predicación del evangelio. Y debemos
demostrar nuestro aprecio por sus dones devolviendo esto a Dios.
Pero si retenemos lo que le pertenece a él, ¿cómo podemos preten-
der sus bendiciones? Si somos mayordomos infieles en las cosas
[129]
terrenales, ¿cómo podemos esperar que él nos confíe las celestia-
les? Puede ser que aquí se encuentre el secreto de la oración no
contestada.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 110
.
Ofendemos al señor cuando reclamamos sus promesas sin
cumplir las condiciones
El cumplimiento de las promesas de Dios es condicional, y la
oración no ocupará nunca el lugar del deber. “Si me amáis—dice
Cristo—, guardad mis mandamientos”. “El que tiene mis manda-
mientos, y los guarda, aquel es el que me ama; y el que me ama,