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La Oración
será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él”.
Juan 14:15, 21
. Aquellos que presentan sus peticiones ante Dios,
invocando su promesa, mientras no cumplen con las condiciones,
insultan a Jehová. Invocan el nombre de Cristo como su autoridad
para el cumplimiento de la promesa, pero no hacen las cosas que
demostrarían fe en Cristo y amor por él.—
Palabras de Vida del Gran
Maestro, 109
.
La oración y la fe están íntimamente ligadas y necesitan ser
estudiadas juntas. En la oración de fe hay una ciencia divina; es una
ciencia que debe comprender todo el que quiera tener éxito en la
obra de su vida. Cristo dice: “Todo lo que pidiereis orando, creed
que lo recibiréis, y os vendrá”. Él explica claramente que nuestra
petición debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios; debemos
pedir cosas que él haya prometido y todo lo que recibamos debe ser
usado para hacer su voluntad. Cuando se satisfacen las condiciones,
la promesa es indubitable.
Podemos pedir perdón por el pecado, el don del Espíritu Santo,
un carácter como el de Cristo, sabiduría y fuerza para hacer su obra,
cualquier don que él haya prometido; luego tenemos que creer para
recibir y dar gracias a Dios por lo que hemos recibido.
No necesitamos buscar una evidencia exterior de la bendición. El
don está en la promesa y podemos emprender nuestro trabajo seguros
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de que Dios es capaz de cumplir lo que ha prometido y que el don,
que ya poseemos, se manifestará cuando más lo necesitemos.—
La
Educación, 257, 258
.
Orar no es dar órdenes a Dios
Sabemos que él nos oye si pedimos de acuerdo con su voluntad.
Nuestras peticiones no deben cobrar forma de órdenes, sino de una
intercesión para que él haga las cosas que deseamos que haga.—
Testimonios para la Iglesia 2:135
.
La respuesta no siempre es inmediata
Dios tiene un cielo lleno de bendiciones para los que cooperen
con él. Todos los que le obedezcan pueden con confianza reclamar
el cumplimiento de sus promesas.