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La Oración
“Pedid y se os dará”. La promesa es amplia e ilimitada, y fiel es
quien ha prometido. A veces, nuestra fe falla porque la Sabiduría
Infinita no cumple nuestros términos. Cuando por alguna razón no
recibimos las mismas cosas que pedimos en el momento en que las
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pedimos, debemos creer que el Señor nos ha escuchado y que nos
dará lo que es mejor para nosotros. Su propia gloria es una razón
suficiente como para que algunas veces retenga lo que pedimos y
responda nuestras oraciones de un modo en que no esperamos. Pero
debemos aferrarnos a la promesa, pues en su momento vendrá la
respuesta, y recibiremos las bendiciones que más necesitamos.—
The
Signs of the Times, 21 de agosto de 1884
.
El señor no responde siempre como esperamos, sino siempre
para nuestro bien
Pedid pues; pedid y recibiréis. Pedid humildad, sabiduría, valor,
aumento de fe. Cada oración sincera recibirá contestación. Tal vez
no llegue esta exactamente como deseáis, o cuando la esperéis; pero
llegará de la manera y en la ocasión que mejor cuadren a vuestra
necesidad. Las oraciones que elevéis en la soledad, en el cansancio,
en la prueba, Dios las contestará, no siempre según lo esperabais,
pero siempre para vuestro bien.—
Mensajes para los Jóvenes, 248
.
Mientras que usted, en su aflicción, oraba por la paz en Cristo,
una nube de tinieblas parecía oscurecer su mente. El descanso y la
paz no venían como esperaba. Por momentos su fe era probada a lo
sumo. Mientras repasaba su vida pasada, veía tristezas y desilusio-
nes; al ver hacia el futuro, todo era incertidumbre. La mano divina
lo guió maravillosamente para traerle a la cruz y enseñarle que Dios
era, en verdad, el galardonador de los que lo buscan diligentemente.
Los que piden correctamente recibirán. El que busca con fe hallará.
La experiencia obtenida en el horno de fuego y aflicción vale más
que los inconvenientes y los dolores que causa.
Las oraciones que usted ofreció en su soledad, cansancio y prue-
ba, fueron contestadas por Dios en la medida que usted lo podía
soportar. No tenía usted un concepto claro y correcto acerca de sus
hermanos, ni tampoco se veía usted mismo en forma correcta. Pero
en su providencia Dios contestó las oraciones ofrecidas por usted
en su angustia, para salvarlo y para que su propio nombre fuera
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